VIII

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«Amar es destruirse a uno mismo.»

No sé cuál sería el sentimiento principal en este momento. Alegría por ver a Seth. Nervios por la cabaña o terror por el encapuchado que acaba de salir de ella. Pero Seth no parece preocuparse por ello ya que, al terminar de salir del pozo, sonríe al encapuchado y avanza hacia él con la mochila y mi bolsa de mano en sus brazos. Supongo que se tratara del chico que dijo así que me relajo. Todo está bien, lo único raro es esa cabaña con aspecto abandonado. Camino hasta donde ellos están tratado de no tentar a la suerte. No quiero que ocurra nada, a pesar de haber dormido estoy cansada.
Cuando llega a su lado me sorprende el chico. Según Seth tiene alrededor de cien años y se conserva como unos veinticinco. Lo mejor de todo es que es jodidamente atractivo. Es realmente muy guapo. Sus ojos son verde oscuro, salvaje y su cabello es castaño, como paja. Tiene una buena musculatura aunque quizá un poco menos que Seth.

'Firestorm, imbécil, podrías haberme avisado de que estaría...¿cómo te llamabas?'

'James Drake Fallen es mi nombre, preciosa...' comienza a presentarse pero es interrumpido por Seth.

'No intentes ligar con ella' dice brusco y vuelve su atención a mí '. ¿Acaso me odias o algo?'

'No te odio, de hecho, si estuvieses ahogándote y yo pasase en un bote por tu lado hasta te saludaría.'

James sonríe pero Seth rueda los ojos. Yo me limito a mirarle mal. Realmente no sé qué siento por él. Si amistad u odio. No quiero pensar que sienta otra cosa, como que me guste. Eso no. Por muy atractivo que sea y tenga sus puntos...NO. Que no me gusta.

'Será mejor que entremos' espera finalmente Seth.

Al entrar en la cabaña me llevo toda una sorpresa. Nada es lo que aparenta. No, señor. Parecía una vieja cabaña mugrosa y abandonada pero mi sorpresa es que es muy elegante. No es moderna. Supongo que eso se debe a que James Drake tiene como cien años pero su decoración no está vieja ni polvorienta. Además, por dentro, parece mucho más grande que el exterior aunque tampoco se pasa. Su comedor es amplio, lleno de muebles en tonos marrones y rojizos.  Me gusta. Creo que tendré predilección por la butaca que da a la ventana. Curiosamente no hay ni un solo accesorio de pared, están todas completamente desnudas.

'Aquí no acaba la cosa, pequeña' me dice James Dreke apareciendo por sorpresa detrás de mí '. Mira.'

De su bolsillo saca un pequeño mando con tan solo un simple botón. Lo pulsa y entonces el suelo sobre el que estamos comienza a descender. Se me hace extraño.  Las ventanas cada vez parecen más altas e inalcanzables y, finalmente, estamos completamente hundidos bajo tierra. Se oye un crack y desde un extremo comienza a salir una especie de suelo improvisado que poco a poco comienza a convertirse en nuestro techo.
Curiosa me desplazo hacia las otras habitaciones, ahora sin puerta ya que la puerta no forma parte del suelo, está incrustada en la pared con el marco, y veo que en todas las habitaciones también ocurre el mismo fenómeno. Desde el extremo sale ese suelo y lo cubre todo. ¿Cómo un hombre de cien años puede tener esto tan moderno? No creo que se le ocurriese a nadie una manera tan buena de protegerse. Es imposible ser encontrados así.

'¿Cómo has hecho todo esto?'

'He tenido mucho tiempo para hacerlo' se limita a responder sonriéndome.

Vuelve a pulsar el botón y el proceso se repite pero a la inversa.
Cuando todo vuelve a estar en su lugar correcto me viene la duda. Había una cocina, un baño, una habitación grande y una pequeña. No hay suficientes habitaciones para todos y supongo que él se quedará la grande ya que es el dueño.

'¿James o Dreke? ¿Qué prefieres?'

'Fallen, pequeña.'

'Okay' respondo un poco avergonzada.
Acabo de intentar tutear a un hombre de más de cien años. Entonces se echa a reír junto con Seth y no puedo evitar sentirme confundida.

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