I. La Cascada.
Zoren y yo empezamos a corretear entre los arboles y arbustos que cernían el enorme bosque.
El aire era fresco y olía a pinos con maleza y a helechos recién nacidos. Parecía que el invierno nos cogería desprevenidos, ya por ese entonces.
La tierra estaba húmeda y la nieve helada, después de varios días de nevada provocaba que por cada paso que dábamos el fango y el barro nos atosigaran continuamente las patas. Mis pequeñas y largar zarpas arrastraban conmigo el olor de casa y la tierra con hojas desechas.
No podía parar de correr con Zoren a mi lado jadeando. Yo, por creses le superaba en nuestras pequeñas carreritas, pero a veces me dejaba ganar para que no se desmoralizara; y esta vez fue una de ellas
Aunque hoy no era una simple carrera; hoy no. Era algo más que eso.
Cuando nos dimos cuenta de que nos alejábamos mucho de la manada, Zoren para de golpe cerca de un gran claro rodeado de abetos y pinos. Después de él me detengo yo.
- !!! Zoren ¡¡¡ - Grité casi llegando a él. Cuando logro aproximarme le digo jadeando- ¿Qué pasa? ¿Por qué paras?
- No se...- dice - Lia ...¿No crees que nos estamos alejando mucho de la manada?¿Dónde está lo que me querías enseñar?
Su precaución a veces era bastante extresante, ya que nunca se dejaba llevar por sus instintos, ese, podría ser uno de los defectos más destacables de mi amigo.
- Tranquilo. No está muy lejos. Tú confía en mi. -digo con seguridad para impresionarlo.
Zoren se acerca despacio, con la cabeza agachada y el rabo bajo, me mira con sus ojos amarillo intenso que tiene y se sienta a mi lado. Junto a él podia disfrutar de su compañía y silencio.
Me da un lametón limpiándome un trocito de barro pegado a mi hocico blanco; eso me demostraba que confiaba en mi y que solo quería que tuviera cuidado con lo que hacía. Le devuelvo el gesto, pero con más dulzura.
Caminamos juntos. Acabamos saliendo del gran claro y nos dirigimos, valle arriba. Solo disponíamos de una hora para poder llegar a nuestro destino ya que la manada a estas horas estaría durmiendo la siesta.
Después de unos minutos acabamos dejando el bosque de pinos y llegamos a las afueras de otro bosque, solo que este es más espeso y enorme.
Me detengo y Zoren se sienta sobre la nieve a escuchar. Yo en cambio me acuesto y empiezo a revolverme en el suave manto de nieve.Despues de un rato planta sus orejas y escucha algo.
- ¿No es eso una catarata?- pregunta con las orejas en alto.
Me levanto de un salto y fingo no haberle oído ni a él; ni a nada.
- Vamos Zoren - digo moviéndome lentamente. Para que me alcanzara.
Cuando empezamos a llegar cerca mi sorpresa le pido que cierre los ojos y de que no los abra hasta que yo se lo diga. Obedece y me sigue a siegas por un caminito estrecho que rodeaban los pinos.
Cuando llegamos abre los ojos y se sorprende mucho.
- ¿Te gusta? - pregunto con curiosidad.
- ¿Qué si me gusta?- dice Zoren Impresionado- !!!Me encanta¡¡¡¡
Lo observamos detenidamente. Había una pequeña catarata que tiraba agua azulada y acababa cayendo en una especie de estanque, del cual se veían nuestros reflejos y el de los peces. Estábamos rodeados de pinos altos y robustos, y los espacios pequeños los cubrían los matorrales.
La nieve no llegaba a congelar la cascada ni sus alrededores, ya que el agua estaba caliente, así que podíamos observar el lindo pasto verde. La arena de abajo era clara y blanca.
-¡¡¡¡Vamos!!!!- le digo a Zoren entre carcajadas mojándolo.
-Eso no vale- dice- ¡¡¡¡Es trampa!!!!
Corre y me persigue por las orillas para intentar mojarme y atraparme. Nos revolcamos en pequeño prado rodeado de arboles, jugando a que nada nos podía vencer.
Todo parecía ser irreal.
Ya, una vez acabamos de jugar, nos dedicamos a limpiarnos en la cascada y volver corriendo al bosque del Gran Valle.
Pero, saliendo de nuestro pequeño paraiso Zoren se detubo a medio camino, con las orejas en alto.
Había oído algo....
Al ver esa acción tan repentina de mi amigo me detengo yo también para ver lo que pasaba.
-¿Qué pasa?- pregunto- a que viene e...
Cortándome empieza a hablar; sin dejarme terminar la frase.
- Shhhh - dice- ¡¡Calla!!
Obedezco. Me calló.
Pone las orejas en punta y se pone a escuchar más atentamente.
En la camada el que mejor oído poseía era Zoren; a mi se me daba mejor olfatear.
- Lia creo que...
Deja la frase en el aire y ve algo.
En la espesura del bosque, más allá de un escombro de pinos y arbustos, conseguí distinguir una sombra que avanzaba rápido.
De pronto se escucha un rugido enfurecido y una criatura espeluznante se lanza a Zoren y este da un chillido.
- ¡¡¡Corre!!!!- Grita con todas sus fuerzas.
Corro, sin forma a pensarlo y sigo a Zoren. El enorme mounstro resulto ser marrón oscuro.
Todo el cuerpo me hervía por dentro y no era capaz de pensar en nada más a parte de escapar de mi muerte. Delante tenía a mi compañero guiándome por rincones estrechos cada vez más, en los cuales yo nunca me atrevería a pasar.
De un momento a otro el oso se engancha en mitad de unos pinos de los cuales no podía escapar
Zoren corría con todas sus fuerzas y sus patas cada vez iban a menos.
Veo que mi amigo se tropieza con una piedra y cae de bruces sobre la tierra áspera y se lastima el lomo provocándole un tumor en la pata delantera.
- ¡¡¡Zoren!!!!-grito desesperada y freno de golpe.
Me devuelvo y corro asía él para poder ayudarlo y consigo cogerlo del pescuezo arrastrándolo. En ese momento el oso rompe de un solo zarpazo los dos pinos por la mitad y se aproxima con paso decidido asía nosotros.
Cuando ya esta cerca, suelto a mi amigo y me pongo delante para defenderlo; le gruño enseñándole los dientes.
-!!!! Lia ¡¡¡¡- grita Zoren
Se pone a dos patas, y retrocedo un poco.
-!!!! No ¡¡¡¡¡- vuelve a gritar.
Le dirijo una mirada compasiva.
Doy la alarma de aullido de ayuda a mi manada con la esperanza de que aparecieran.
Pero fue inútil. Un zarpazo marrón oscuro iba dirigido a mi.
Cierro los ojos.
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Winter Bellow (Pausada)
WerewolfWinter Bellow: Aullido de Invierno "La libertad esta donde, el viento da la vuelta" Eso es lo que Lia no para de repetirse. Como joven loba adoptada tiene varias responsabilidades, y entre esas; no fallarle a su manada, y mas ahora, ya que la vid...