Este es mi plan

9. Al fin todo en orden

Al fin todo en orden. Además, en orden de forma literal, ya que echaba de menos organizar mi ropa en un lugar algo más amplio que una simple maleta.

Efectivamente, eso significa que ya guardé camisetas y camisas en el que puedo llamar MI armario. Es irónico que me costara tan poco salir del armario y me haya costado tanto almacenar mi ropa en uno.

El viernes a mediodía, como acordé con el casero, me hallaba en aquel piso dispuesto a visitarlo y que me encantara. Y efectivamente así fue, ya que de las fotos a la realidad se perdía poco encanto en aquel inmueble. Los compañeros, mayores que yo (unos 40 años) resultaron ser bastante agradables y tranquilos conmigo, lo que me tranquiliza bastante. Además, el casero gana un punto extra porque se ha encargado de decirme que cualquier cosa que necesite se encargará de facilitármelo, sea en el piso o relacionado con cualquier otra cosa. Desde luego la convivencia aquí va a ser muy fácil y acogedora.

Tan contento salí por la puerta, que le dije al dueño del piso que esa misma tarde, un par de horas después, estaría de vuelta con todas mis cosas y dispuesto a instalarme. Con ayuda de una de las chicas con las que he estado conviviendo hasta el momento, llevamos (no de forma fácil) las maletas en metro hasta mi nueva habitación. Me sentí genial cuando vi el armario y pude sacar toda mi ropa de la maleta, y al guardar esta en la balda superior, olvidándome de volver a llenarla en un largo tiempo.

Como esto había que celebrarlo, esa misma noche salí de fiesta con un antiguo amigo de Granada que también se ha mudado. Y ayer, sábado, decidí continuar con la celebración, yendo a una fiesta impresionante en compañía de una pareja que se ha convertido en indispensable para mi vida social en Madrid y de quienes ya os hablaré, supongo que en el siguiente capítulo.

Y esta tarde he llegado por fin a mi piso, después de tanto festejo, pensando que al fin las cosas empiezan a salir bien para Darrell, que ya solo tengo que preocuparme de encontrar trabajo y, en ese caso, de buscar algún curso de interpretación como al final decidí hacer, con el fin de explotar mi vena dramática.

Al fin todo empieza a tener sentido.

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¿Os digo una cosa? Esta historia nadie, ni siquiera yo, sabe cómo va a terminar, ya que está siendo una realidad en proceso. Puesto que esto es así, vosotr@s mism@s podéis contribuir o ayudar con consejos u opiniones, así que ¡No os cortéis comentando, que es gratis! Un saludo.