CAZADORES DE SOMBRAS: UN NUEVO MUNDo

FALTA DE ENTENDIMIENTO

Jace se había pasado el resto de la noche en el sofá donde había visto por primera vez a Bella, observando como esta dormia placidamente. Magnus les había prometido contarles todo cuando Bella despertara, para así poder decirselo tambien a ella, que al parecer no estaba enterada de su situación.
Pero de una cosa Jace estaba seguro, Bella era una cazadora de sombras profuga de la Clave, posiblemente por culpa de sus padres, y tendría que dar signos de vida antes de cumplir 18.
Alec e Isabell se marcharon hace un par de horas para dar parte sobre lo que había pasado en el Pandemonium, omitiendo a Bella claro está.
Pasó un rato más y la rubita fue habriendo los ojos poco a poco.

-¿Jace?- lo llamó dudosa la joven, puede que esto solo fuera un sueño

-Aquí estoy Bella- dijo el nefilim acercandose a la rubita

-¿Que ha pasado?- preguntó ella

-Un demonio te atacó- dijo el joven- pero tranquila ya estás curada

-¿Que?- preguntó asustada y se llevo la mano al brazo, dandose cuenta de que tenía una marca- ¿Que es esto?

-Una runa- dijo el nefilim

-¿Como las que usas tu?- preguntó Bella sorprendida

-A salido de la misma estela- dijo el joven con una sonrrisa triste

-Pero...- intento preguntar Bella

-No lo se- le dijo Jace- Magnus a dicho que nos lo esplicaría todo cuando despertaras

-Vamos- dijo la rubia intentando ponerse en pie, sin exito

-La primera te deja como atontado- le dijo Jace, mientras se acercaba a ella y la cogía en brazos como si fuera un bebe

-Gracias- dijo Bella

-Tu me salvarte primero- le respondió el rubio.

Jace salió de la habitación con Bella en brazos y bajó las escaleras del apartamento, para encontrarse con Magnus, qur estaba ojeando un libro en el salón.

-Bella- exclamó el brujo al ver a la joven -¿como te encuentras?- preguntó preocupado

-Algo aturdida- respondió la joven

-Es hora de que nos expliques esto- dijó Jace

-Muy bien- respondió el mago resignado- será mejor que os senteís, es una historia larga

-Pues empieza- dijo Bella

-Antes de nada, debes saber que todo esto Tessa lo hizo pensando en tu bien- dijo el mago

-¿Que tiene que ver mi madre en esto?- preguntó la rubia

-Mas que tu madre, tu padre- dijó el mago

-Mi padre murió- dijo Bella- ¿a caso mi madre me ha mentido? ¿está vivo?

-No te ha mentido o si- dijo el mago dudoso- eso es muy complicado

-Cuentanos la historia desde el principio- dijo Jace impaciente y sin entender nada

-Muy bien- dijo el mago para si mismo- Bella, tu ya sabes que tu madre es una cambiante, bueno, pues tu padre es un nefilim, y no un nefilim cualquiera, sino uno de los hermanos silenciosos, creo que tu madre te habló de esa estirpe si no me equivoco

-Si- respondió Bella- se lo que son, pero como es posible que mi padre sea uno de ellos

-Tu padre nunca fue igual a ellos, él tenía demasiadas ganas de vivir como para caer en ese avismo, pero no le quedó mas remedio que hacerlo, el estaba muy enfermo y esa era la única forma que tenía de sobrevivir, pero aún siendo uno de ellos seguía amando a tu madre, y de ese amor naciste tú- relató el mago

-Eso es imposible- lo interrumpió Jace- los hermanos silenciosos estan vacios, es imposible que pudiera estas con la madre de Bella

-Algunos amores traspasan el tiempo Jace- le dijo como respuesta el mago- Bella cuando tu naciste, tu madre tubo que ocultarte de la Clave, si esta se enteraba Jem dejaría de ser un hermano silencioso y moriría

-¿Jem?- preguntó la chica

-Ese es el nombre de tu padre- dijo el mago- James Carstain, cazador de sombras, uno de los mejores

-¿Porque mi madre nunca me habló de esto?- preguntó Bella

-Los nefilim estaban en guerra y vosotras teniaís que uir de ellos, estabas más segura desconociendo la verdas- dijo el mago- aunque te preparó como si fueras una nefilim, posees tantos conocimientoa como ellos, dominas las artes de la lucha, en cierto modo fuiste criada como una más, solo que fuera de un Instituto y sin la presión de matar demonios.

-¿Tu sabes todo eso?- preguntó Jace sorprendido de que la rubita subiera pelear

-Si- dijo ella- mi madre me enseñaba de todo, desde como manejar una espada a como controlar mis poderea

-Ese es otro punto- dijo el mago- Jace, Bella tiene fuego celestial en las venas, como tú

-Eso es imposible- dice el rubio- es imposible que gloriosa diera esos poderes a Bella

-Mis poderes son ereditarios- dijo Bella- mi madre los tiene tambien

-¿Y por que no dijiste que había gente que podía controlar el fuego cuando estaba descontrolado?- preguntó el rubio enfadado

-Se suponía que nadie podía saber de su existencia- dice el mago a la defensiba

-Eso no importa ahora- dice Bella- tengo qur hablar con mi madre

-A ver si tu tienes suerte- dice el mago- llevo intentando dar con ella desde que volvimos de Pandemonium

-Hay que llevarte al instituto- dice Jace

-¡¿Estas loco?!- prengunta el mago-¡mataran a Jem!

-No diremos nada del fuego celestial- dice Jace- podemos decir que eres una nefilim de Londres que ha venido a refuguíarse por los ataques.

-Quiero ver a mi padre- dice la rubia

-Hiremos a la ciudad de hueso- le responde Jace- hay es donde se encuentran los hermanos silenciosos

-Tendrás que quedarte en el instituto- dijo Magnus- no creo que a tu madre le haga mucha gracia

-A mi tampoco me hace gracia enterarme de que mi padre esta vivo y de que soy una nefilim- dice Bella

-Muy bien- dice el brujo dando por perdida la discursión- prepara tus maletas

Bella se levató del sofá y subió a la habitación, le costaba creer todo aquello, su madre nunca la mentiría siempre habían estados ellas solas, aunque si ella podía no haberle contado la existencia de Jonathan es justo que ella no le dijera esa verdad.
Y encima estaba segura de que Jonathan era ese chico de la discoteca, y resulta que es el peor de todos.
Bella estaba echa un lió, sin saber que pensar, sentir o hacer, entonces llamaron a la puerta y acto seguido Jace apareció tras ella.

-No llores- dijo el rubio acercandose a ella, entonces Bella se dio cuenta de que estaba llorando, y no pudo decir nada más, simplemente se apoyó en Jace y dejó que las lagrimas corrieran...