13.Visiones

62 11 1
                                    

Me ducho para quitarme los restos de cera y luego me pongo crema hidratante. Saco del cajón mi bikini favorito, es azul y tiene un estampado de playeras, me lo pongo y sobre este me coloco un short vaquero y una blusa con mangas anchas que deja los hombros al descubierto de color vainilla. Me calzo unas sandalias blancas y meto mi toalla en mi bolso de playa de color morado, junto a las gafas de sol, las chanclas, un bikini de cambio, agua y la cartera. Me recojo el pelo en una trenza de espiga que cae sobre mi hombro. Bajo de nuevo a la cocina y cojo una manzana del frutero.

-Estamos metiendo las cosas en el maletero, ¿quieres que llevemos una sombrilla o una tumbona para tí?

-No, muchas gracias Luis- sonrio y salgo al salón.

Adrián baja las escaleras, lleva una camiseta blanca con un águila azul y un bañador rojo con algún pequeño decorado en negro. Sobre el hombro lleva su toalla y en la cabeza las gafas de sol.

-Toma, los necesitarás- me da mis cascos y yo los meto en el bolso junto a su toalla.

-Ya estamos listos, vamos, iremos en el coche de Luis - Brooke me coge de la mano y me saca de la casa casi sin darme casi tiempo a coger las llaves.

Guardamos todo en el maletero. Luis conduce y Adri va de copiloto, Brooke sube con su vestido playero de color verde a la parte trasera del coche junto a mí. El camino hacia la playa se me hace corto, Luis ha puesto el disco de Grease y hemos estado cantando durante todo el viaje. Cuando llegamos a la playa Jorge esta esperándonos y nos señala un sitio donde podemos aparcar el coche. Sacamos las cosas del maletero y nos dirigimos a la casa. Tiene unas escaleras de madera con barandillas de cristal. La casa es de piedra, tiene una sola planta pero muy grande, la puerta trasera da directamente a la arena de la playa. Recorremos el gran salón, decorado entero con tonalidades claras y salimos a la parte de atrás donde Natalia esta preparando una barbacoa. La mesa ya está puesta. Brooke y yo ayudamos a Natalia con la carne y los chicos sacan unas cervezas y refrescos para tomar acompañados de ganchitos y anacardos. Cuando termina de hacerse la carne nos sentamos a la mesa y Natalia trae unas ensaladas. La comida está rica y la conversación surge de forma natural. Cuando acabamos, recogemos todo y vamos a la playa. Jorge y Luis van a unas rocas para intentar pescar algo, Natalia y Brooke se tumban en las toallas y toman el sol, y Adrián y yo cogemos el equipo de submarinismo que nos han dejado nuestros anfitriones y nos subido a una lancha. Cuando estamos bastante alejados de la orilla nos sumergimos y empezamos a bajar. Entre las rocas se ven pececillos de colores nadando tranquilos y comiendo algas. Veo corales y a medida que vamos bajando más hacia la arena hay más y más animales. Nos hemos sumergido en una zona poco profunda, el suelo está repleto de conchas, cangrejos, piedritas, esponjas de mar y alguna que otra estrella marina. Después de mucho bucear subimos de nuevo a la superficie y volvemos a la orilla. Aparcamos la lancha y vemos a nuestros amigos jugar al voley.

Cuando Natalia nos ve llegar viene hacia nosotros y nos pregunta si queremos merendar, la verdad es que han pasado tres o cuatro horas desde que terminamos de comer y el submarinismo me ha abierto el apetito. Voy a la casa y me meto en el baño para darme una ducha, me visto de nuevo y camino hacia la cocina donde están todos merendando un pastel de chocolate de aspecto delicioso. Cojo un cacho y salgo a las amacas que han fuera. Me tumbó en una y saco los cascos que me ha dado Adrián esta mañana, los enchufo al móvil y cierro los ojos.

Un peso hace que la hamaca se balancee y uno de los cascos desparece de mi oreja, entre abro los ojos y veo a Adrián tumbado a mi lado con el casco que me falta puesto. Me sonrie de medio lado y me abraza haciendo que la hamaca se balancee de nuevo pero esta vez mucho más suavemente. Nos quedamos así largo rato, hasta que llegan los chicos y se lo llevan a dar una vuelta, al verme sola entro en la casa en busca de las chicas, que están en el salón viendo una película que yo ya he visto muchas veces, así que, en lugar de verla con ellas, opto por salir a pasear por la playa.

Me acerco a la orilla y camino descalza sobre la arena mojada dejando que las olas empapen también mis pies.
Esta oscureciendo pero aun se ve con bastante claridad.

Estoy sumida en mis pensamientos, y tras mucho caminar, llego a una zona de la playa donde la arena esta cubierta de rocas y las olas rompen con delicadeza lejos de la orilla. Estoy un poco cansada después de tanto caminar. Apoyo mi espalda en una gran roca y miro al cielo. Mis ojos encuentran la luna y de pronto una corriente de luz me atraviesa y luego envuelve mi cuerpo, elevándolo unos escasos centímetros del suelo. Abro los ojos pero la luz que me envuelve me impide ver nada. De pronto empiezan a aparecer imágenes ante mis ojos a gran velocidad, van tan rápido que se juntan unas con otras y se pierden en el resplandor que sigue elevando mi cuerpo. Las imágenes pasan demasiado deprisa, tanto que me cuesta procesarlas, pero me doy cuenta de que son crías de animales, de todos los animales que conocemos y con todas las cualidades posibles de cada uno. Las imágenes se paran de golpe, no han pasado más de treinta segundos pero estoy exhausta, asombrada y un poco preocupada.

Emprendo el camino de vuelta a la casa. Cuando llego veo a todos sentados en las tumbonas comiendo pizza.
Me acerco a donde esta Adrián, me siento a su lado y le doy un beso en la mejilla antes de coger una porción de pizza que esta junto a él.
De nuevo la conversación en agradable y fluye entre nosotros, y desde que hemos llegado, esta es la primera vez que tengo ganas de que volvamos a casa. Necesito estar a solas con Adrián y contarle lo que me ha pasado, porque estoy segura de que no es normal.

SOMBRA DE LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora