Así, de casualidad

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Se conocieron así, de casualidad. Ninguno de los dos se buscaba, pero estaban destinados a encontrarse.

Al cruzarse, sus miradas se encontraron y algo dentro de ellos se prendió en ese momento; algo que parecía haber estado dormido por años esperando aquello que lo haga volver a la vida.

Todo pasó a ser prohibido... y fue ahí cuando se conectaron más, ya no podían parar, era estar juntos o morir en el intento. Y es que la sensación era jodidamente perfecta, tan perfecta que los destruía.

Tan diferentes como el agua y el aceite; sin embargo, los opuestos se atraen, dicen por ahí. ¿O, quizá no eran tan opuestos como creían?

Se ven, se aman, se callan. Las palabras sobran, las miradas lo dicen todo.

Y lo mejor es que sólo ellos se oyen.


ConfusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora