Sus ojos eran fascinantes; en ellos podías encontrar el mismísimo cielo, pero también el ardiente infierno. Cafés; de esos que te quitan el sueño, de esos que te hechizan, de esos que no desaparecen de tu mente hasta haber obtenido todo de ti.
Ella era especial, y no lo sabía. Pero estaba él, para recordárselo siempre que pudiese.
ESTÁS LEYENDO
Confusión
Non-FictionEscribo esto con la esperanza de entender un poquito más mi vida en sí. Y, quién sabe, en el proceso puedo ayudarlos también. Ah, sí, soy Val. Empecemos.