El comienzo

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Todo estaba normal, aburrido, como siempre estaba en ese momento. Extraño estar aburrida. Lo único que tenía que preocuparme era si una película favorita ya se había estrenado o si el chico que me gustaba había ido ese día al colegio. Ya ni recuerdo quién era. Me acuerdo que estabamos en clase de Literatura. Estábamos leyendo Romeo y Julieta. Lo odiaba.
El aula tenía dos ventanas que daban a la calle, que contaban con rejas en forma de cuadrícula, y una ventana al lado de la puerta que daba al pasillo de la escuela. Había paz y solo se escuchaba la voz de Romeo y los pájaros del parque.
En un momento un golpe torpe pero fuerte sonó contra las rejas de una de las ventanas que daban a la calle. Desde el último banco; con una biblioteca al lado; no podía ver que pasaba. Dos compañeras que estaban sentados al lado de la ventana retrocedieron callendosé al piso junto con sus sillas y útiles. Una de las chicas comenzó a gritar. Éso provocó una preocupación en todos. Coraline, otra de las chicas, empezó a llorar. Con una de sus manos se tapaba la boca, y con la otra señalaba hacia las rejas.
La profesora acudió corriendo para ver que estaba pasando. Con las manos llenas de sangre, una persona con los ojos desorbitados y la saliba cayendo de lo que quedaba de su boca.
Los gritos se multiplicaron y apareció otra persona en la ventana. Al principio pensaba que rugian, o tal vez gemian, no sé. Eran tan raros y desagradables de ver.
Los gritos no cesaban. Apareció otro más. Y después otro. Más gritos. Estabamos contra la pared y empezaron a salir hacia el pasillo. La profesora tenía miedo y se le notaba a kilómetros. No podía hacerce cargo se la situación sola. No sabíamos que eran esas cosas en ese entonces. Y ni siquiera ahora se muy bien que son. Me acuerdo que yo era una de las últimas en la fila desordenada para salir. Y en cuanto estaba por hacerlo y cerrar la puerta detrás de mi, el ruido de las rejas al caer al piso y el vidrio rompiendosé hizo que mi pulso se acelerara muchísimo. No sé que es lo que hice. La puerta del aula estaba cerrada y yo corriendo hacia el sótano junto con las otras doscientas personas que había en el colegio. En el sótano estaban las reservas de comida y bebida del comedor y algunas mantas. (Aparte de bibliotecas viejas repletas de papeles amarillentos por los años que llevaban ahí abajo). Según mis oídos, en las demás aulas había sido peor, no habían tardado tanto en romper las rejas y los vidrios y entrar. Entre todos los comentarios que había, trataba de escuchar solo los que me sirvieran para algo. Los de primer año lloraban y las chicas más grandes también, y hasta vi a unos cuantos profesores también. Me acerqué a Hana y a Coraline y les pregunté si sabían que estaba pasando. La respuesta, fue no. Estaba desesperada por irme a casa, encontrar a mis papás y que alguien me explique que estaba pasando. Me escapé. Creo que la razón, fueron mis padres y Joice, mi mejor amiga. Vivíamos una al lado de la otra, literalmente, éramos vecinas.
Pude escabullirme por las escaleras y llegué arriba en un abrir y cerrar de ojos. No tenía nada con qué defenderme por si alguna de esas bestias me atacaba. La puerta principal estaba cerrada, la abrí con cuidado y silencio. La calle estaba horrible y el parque, también. Comenzé a caminar, había autos chocados a lo largo de toda la calle. Ni un indicio de algún otro ser humano más que yo. Mi casa quedaba a dos cuadras cruzando el parque. Empezé a cruzarlo por el sendero a paso rápido y con la cabeza girando en mil direcciones distintas por las dudas y por el miedo. En el parque no vi nada, pero cuando estaba a una cuadra de mi casa, volví a ver una de las criaturas. Estab tirada en el piso, era mujer y no tenía piernas. Estaba muerta, estaba claro, pero cuando me acerqué abrió los ojos y empezó a arrastrarse. Mi corazón amenazaba con salir y atravezarme el pecho. Corrí y corrí hasta llegar a mi casa. La puerta estaba abierta de par en par. Los cuadros familiares y vajilla estaban tirados en el piso, hecho trizas. Subí arriba, el cuarto de mis padres estaba desvalijado completamente. Los bolsos de viaje no estaban y el rosario que mamá siempre tenía en su mesita de luz tampoco. Cuando fui a mi cuarto, estaba mi mochila con una carta al lado escrita a mano y a las apuradas. Creo que decía algo así: Todo se descontroló, no pudimos ir a buscarte, perdón, todo es un caos. Sobrevive, vamos hacia las afueras de Atlanta, huye, te amamos muchísimo, prometemos encontrarte. George y Mary.
En ese momento si lloré, pero no tube miedo. Agarré mi mochila y la empezé a llenar de cosas. Puse abrigo y mudas de ropa. Fui a la cocina y coloqué muchas botellas de agua y latas de comida que duraran bastante tiempo. Agarré mi estuche de igiene del baño. No tenía con qué defenderme, y tampoco sabía qué era lo que me tenía que enfrentar Fui al garage y agarré los cuchillos y el arma de la ex-armería de papá y salí. Desde ése momento eh estado sola.

Esperanza (CarlGrimes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora