Esperanza (CarlGrimes)

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Tiro mi mochila contra el árbol de la derecha y luego me dejo caer sobre ella. Saco la cantimplora y tomo el último trago de agua que queda. Mis pies están lastimados y fríos, ya comienza el invierno, y con esta ropa no voy a sobrevivir, moriré congelada. Aún no bajaron extremadamente las temperaturas, pero está fresco. A pesar de eso, la transpiración y el cansancio están presentes y se notan en mi cara. Agarro una de las cintas de decoración de la mochila y me sujeto el pelo con ellas. Algunos mechones caen sobre mi cara sucia y quemada por el sol.
Caminé por las vías durante días para llegar a un lugar llamado Terminus. Un santuario. Los que llegan sobreviven decían los carteles. Pero cuando llegué, solo quedaban cenizas. Si alguna vez había existido el santuario, había ardido en llamas. Estaba segura que era mi última esperanza para encontrar a mis padres o amigos. Y estaba perdida. Después de esa enorme desilución me interné en el bosque y aquí estoy.
Hace unos tres años que estalló la apocalipsis. Vi muchos elicópteros, pero todos con la bandera estadounidense. Por lo que supongo que esto está pasando en todo el mundo. A veces me pregunto si seré la única persona que queda con vida en el mundo. Estuve estos últimos tres años sola. ¿Cómo una chica con 16 años puede estar sola? Nunca encontré a mis padres. Nunca estuve con un grupo de sobrevivientes. Terminus era mi última esperanza de encontrarlos. Y así me fue.

Cuando todo comenzó, busqué a mis padres en las afueras de Atlanta, pero no los encontré. Recorrí cielo y tierra. Tuve que saquiar lugares para conseguir comida, agua y proviciones para el arma. La lluvia me ayudó mucho con el tema del agua, pero ya hace unos días que no llueve y lo último que quedaba en la cantimplora me lo acabo de tomar.
Me paro tratando de no caerme y me sujeto la mochila a la espalda para seguir camino... no se a dónde. Camino a un paso muy lento y miro los árboles. Los árboles me dan paz y tranquilidad. La látima es que en cualquier momento pueden aparecer los malditos gruñidos y la paz se termina, desvainás tu cuchillo y se lo clavás en la sien a algún caminante.
Están muertos, pero caminan. Están muertos, pero muerden.
Están muertos, pero rasguñan.
Están muertos, pero te huelen.
Están muertos, pero te escuchan.
Están muertos, pero te matan.
Salgo a una carretera. Hace días que no duermo, mis ojos se cierran y mis piernas se flaquean. Pienso que es el fin, se terminó, voy a morir. Caigo y el frio cemento choca contra mi mejilla. Y me quedo así... hasta que mis ojos se cierran completamente.
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Si quieren que siga la novela, por favor, hacermelo saber en los comentarios. Gracias y espero que les guste.