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Abro los ojos lentamente. Está oscuro y hace frío. Siento un dolor agudo en todo el cuerpo. Llevo mis manos a mi cintura en busca de mi arma o mis cuchillos, mi cinto con las fundas no está, y tampoco mi arma. No se donde estoy. A pesar del dolor trato de pararme. Lo logro, pero rengueo la pierna derecha. Me encuentro en una habitación parecida a un hospital. Es completamente blanca y vieja. Camino de a poco hacia la puerta, pero las piernas me fallan y caigo tirando al suelo la mesita que hay al lado de la camilla. La puerta se habre casi al instante y entra una chica jóven, de unos 19 años.
-Arriba querida, tenés que ponerte en forma.- Me dice al tiempo que sonríe y me toma de la cintura para volverme a sentar en la cama. Estoy mareada.
-¿Dónde estoy? ¿Quién sos? Necesito mis armas.- Le contesto mientras miro alrededor en busca de algo con qué defenderme. Nada.
-Tranquila, podés confiar en mí. Me llamo Lina. Hace cinco meses que llegué. Bueno, en realidad que me salvaron los Wolves. Estaba tan moribunda como vos ahora. Hace una semana que estás acá. Yo te cuidé.-Sonríe y se sienta en el borde de la cama.
-Necesito salir de acá.
-¿Estás segura? Tenés una pierna rota y te acabás de despertar después de una semana inconciente. Aparte hace mucho frio afuera y hay muchos walkers.
-¿Qué diablos son los walkers?
-Los Walkers, caminantes, zombies, muertos vivientes, malditas bestias. Como prefieras llamarlos.
-Oh.-La chica que tengo enfrente,Lina, no para de sonreír. Pareciera que ganó un premio en vez de estar en una apocalipsi.
Me da unas palmaditas en la pierna y se para. -Descansá, si mañana estás mejor, salimos a recorrer.- Y se alejó saliendo por la puerta.
-¿Recorrer?- Pregunto para mi misma.
Quiero volver a pararme y saber donde estoy, pero mis piernas no aguantan. Me tumbo hacia atrás y cuando quiero acordarme, estoy dormida.

Cuando me despierto por segunda vez, ya me siento mejor y logro pararme. Aún me cuesta un poco caminar. Entra Lina con una lata de frijoles, una cuchara y una botella de agua en las manos. Me la entrega. -Buen día, comé y te voy a mostrar el lugar.-
-Gracias.
Me deboro los frijoles y no dejo una gota de agua en la botella. Lina espera tranquila, no me apura ni me hace sentir incómoda.
-Vamos.
Salimos de la habitación y caminamos despacio,por culpa de mi pierna, por un pasillo largo. Terminamos en una sala redonda donde hay unas 20 personas. Uno de ellos se me acerca. Es un hombre con el pelo cortado al raz de la cabeza, parece de unos cuarenta años, pero está avejentado. En su cintura tiene un arma, y en sus manos, un palo de softball atrapado en alambre de puas. Está sonriendo y me mira directamente a los ojos. De la nada se empieza a reir mientras camina hacia mi -Serás una muy buena patrullera de terreno eeh chica dormida en el cemento.-
-¿Quién sos?-Pregunto.
-La persona que te salvó. ¿No me das las gracias siquiera? -Me quedo en silencio y él sigue hablando: - Me llamo Negan.

Esperanza (CarlGrimes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora