- Simpática, ¿verdad?- preguntó Jordan tratando de aguantar las carcajadas.
- ¿Eh?- mascullé confundida. Aún no me había movido de mi sitio y mi mirada seguía clavada donde minutos antes había estado la pelirrosa.
- Annie.
- Ah, si, muy maja.
- Es lesbiana.- me explicó como si fuera tonta, cosa que me sacó de mi trance particular.
- Oh, no me digas, no me había dado cuenta mientras me desnudaba con la mirada descaradamente.- comenté con todo el sarcasmo que mi voz me permitió reflejar. Kathia, Oli y Cameron se habían ido hacía ya un rato y nosotros debíamos ir a la cafetería cuanto antes. El peliavellana rió entredientes.
- Anda, vamos a la cafetería que cuanto antes empezemos, antes acabaremos.- dijo con voz pausada mientras comenzaba a andar en sabe dios qué dirección. Efectivamente, mi sentido de la orientación era pésimo.
- Si, mamá.- respondí irónicamente, arrancándole así una sonrisa arrogante.
- Que madre más guapa tienes.- se pasó una mano desde su estrecha cadera hasta el pecho, intentando parecer "sensual" y "femenino".
- Las chicas no hacemos eso.- imité su gesto de manera patosa riéndome a carcajadas. Su cara era todo un poema.
- ¿Que acabas de intentar hacer?
- Imitar lo que has hecho hace dos segundos.- mascullé con obviedad. Sonrió con incredulidad mientras negaba con la cabeza y proseguía su camino. Fruncí el ceño y corrí para ponerme a su altura.- ¿Qué pasa?- pregunté confusa. No había entendido su reacción.
- Nada, nada.
- Idiota.
- Idiota?
- Idiota.
- Maybe Idiota can be our "Always", Camille.
- Maybe te vas a ir a la mierda, falso Augustus Waters.
- ¿Yo? ¿Falso Augustus Waters? Por favor, yo soy mucho más guapo que él.- dijo arrogantemente.
- Já. Nadie es más guapo que Ansel Elgort.
- Entonces tú no eres más guapa que Shailene Woodley.
- Si, lo que pasa es que estamos a distinto nivel.
- ¿Tú más abajo que ella?
- No, yo estoy en un nivel superior.
Nos quedamos en silencio unos instantes, evaluando el nivel de mi fingida arrogancia, antes de intercambiar una mirada y estallar en sonoras carcajadas. Sin darnos cuenta, ya nos encontrábamos en la puerta de la cafetería, a punto de abrir la entrada a un desastre natural. Oh bueno, tal vez no tan natural. Había comida por todas partes, algunas mesas estaban volcadas y las bandejas plateadas estaban esparcidas por el suelo. Bueno, menos una que estaba pegada a la pared. Miré de reojo a Jordan y luego suspiré.
- Bueno, ya sabes cómo se limpia, ¿no?- le pregunté, tomando asiento en una de las pocas sillas limpias y cruzando mis brazos sobre mi pecho. El peliavellana enarcó ambas cejas.
- ¿Qué te crees que estás haciendo?
- ¿No es obvio? Vas a limpiar mientras yo duermo aquí cómodamente.- resoplé, cerrando los ojos y aguardando su reacción. No se hizo de rogar.
- Ah no no no, eres tú la que va a limpiar mientras yo duermo la mona.- comentó con obviedad mientras me lanzaba un trapo húmedo a la cara.
- ¡Hey!- grité como respuesta. Detuvo su caminata hacia la puerta y me miró con una sonrisa arrogante.
- ¿Qué quieres, nena?
- Te apuesto lo que quieras a que yo limpio más rápido que tú.- le propuse, cruzándome de brazos y levantándome de la silla tras lanzarle el trapo a los pies. Se pasó una mano por la barbilla, fingiendo pensar en mi oferta de reto. Tras unos segundos, me miró sonriente.
- ¿Lo que quiera, eh? Bien, si yo gano, debes fingir ser mi novia durante un día entero.
Sorprendida, enarqué una ceja.
- ¿Para qué necesitaría el señorito que fingiese ser su novia?
- Todo a su debido tiempo.- contestó intentando poner voz de Yoda. Solté una carcajada.
- De acuerdo, pero si gano yo, tú te tiñes el pelo de rosa.
La cara de espanto absoluto que puse fue digna de fotografía. Comencé a reirme a carcajada limpia y para cuando conseguí detenerlas él aún no se había movido ni un ápice.
- Mi... ¿pelo? ¿Rosa?
- Hummhum. Así irás a juego con tu compañera de habitación.- le guiñe un ojo y me puse a contar el número de mesas.- ¿Aceptas o no?
- Por supuesto.
- Hay 20 mesas. Quien acabe de limpiar 10 más el suelo que ocupen antes, gana. ¿Preparado...? ¿Listo...? ¡YA!- Grité, cogiendo otro trapo del carrito que nos había dejado allí el conserje y corriendo a limpiar la primera de las mesas. Estaba completamente segura de que el peliavellana acabaría pelirrosa.POV. John
Entré en la cafetería, extrañado por los gritos escandalosos que salían del interior. Al asomar la cabeza por la puerta, la escena que vi por poco me causó tirarme al suelo a reir. Una chica más bien alta y de pelo morado en degrade daba saltos por toda la impoluta habitación mientras un chico de pelo avellana que se me hacía conocido se lamentaba en el suelo, de rodillas y con la cabeza pegada a las baldosas.
- ¿De verdad tengo que teñirme de rosa?- le preguntó él con voz lastimera. Me aguanté la risa para escuchar la contestación de la pelimorada. Ella detuvo en seco su extraño baile y lo miró como si hubiera blasfemado.
- ¡Por supuesto! ¡Las apuestas son apuestas y son sagradas!
- Te odio. Mucho.
- Me amas y lo sabes, duh.
Y entonces ya no pude aguantarme más y me harté a reir, atrayendo así la atención de ambos.
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Not Crazy
Teen FictionSegunda parte de PROBLEMAS, POR QUÉ NO? Camille se pasó todo el verano recuperándose de los acontecimientos sucedidos en el baile de fin de curso. Se desahogó todo lo que quiso hasta el punto de no salir de casa hasta una semana después pero finalme...