68.

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Al día siguiente también durmió sola.
Pero esta vez procuró no hacer ruido y entre suspiros llamó a Matthew.

Una, dos, tres, cuatro y a la quinta contestó.

—...¿hola?

Su voz sonaba rasposa y cansada, lo entendía, eran las 3:20 de la madrugada y nadie suena bien a esa hora.

—Ho-hola —Habló con timidez.

—¿Danielle? —Su voz sonó asombrada al igual que aumentaba de tono— ¿Eres tú? Oh por dios, no te tengo guardado ya que cambiaste tu número y nadie me lo quizo dar. ¿Estás en Los Ángeles? Voy por ti enseg-

—No, no estoy en L.A —Cortó al chico que hablaba rápidamente—. Y-yo realmente llamé para preguntarte algo.

Tenía un nudo en la garganta que le dolía, mientras se mordía las uñas.
Del otro lado, Matthew estaba en bóxers y sentado en la cama con los ojos muy abiertos y los ojos aguados.

—Pregúntame lo que quieras.

—¿Cómo se llama la chica con la que tu-tuviste sexo?

La voz le temblaba pues ya había empezado a llorar. No quería saberlo, si él la había besado era por algo, es mejor que ella. No quería seguir martirizándose pero necesitaba saber aquello. El corazón le latía al mil por hora cuando Matthew se quedó callado dos segundos antes de decir:

—Madison Beer.

Cortó la llamada de inmediato y se tapó la boca antes de lanzar un sollozo.
El mismo Matthew le había dicho que esa chica era una zorra, y eso fue lo que más le dolió.

Fue hacia la recámara en donde estaban los demás chicos y se lanzó al lado de Bieber, que al sentir el peso de alguien cayendo sobre él se sobresaltó. Cuando notó que era Danielle se preocupó, pero lo hizo mucho más cuando notó que decenas de lágrimas caían de los ojos de la chica.

La llevó al lado de Cara y Selena, pues el dormía en una cama separada a la de ellas.

De nuevo durmió llorando, mientras las dos chicas le abrazaban.
Pero por más que lo hacían, le dolía.
Le dolía el corazón, pues el dueño la había traicionado de la manera más dolorosa posible.

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