2• Y sólo se me ocurre amarte

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-Hola, Soy Gumball Watterson.


Lo miré sorprendido por unos momentos, admirando sus grandes ojos de un color extraño, parecía violeta azulado; su brillante cabello azul y su perfecta sonrisa. Llevaba cargando una pecera con agua a la mitad, en ella había un pez anaranjado.


No sé cuánto tiempo estuve mirándolo, pero fue el suficiente para que su linda cara se volviera preocupada.


-¿Éstas bien?-me preguntó justo en el mismo momento que el gato ronroneó, ambos sonidos se mezclaron perfectamemte, cómo si el rónroneo hubiera venido de Gumball.


Ese bello sonido me sacó de la impresión y los sonidos de nuestro alrededor volvieron a mis oidos, el ruido y las voces del resto de los niños, la risa de Richard, la elegante sonrisa de Nicole y la voz de la señorita que atendía el orfanato.


-¿Tienen problemas con los gatos?


-Por supuesto que no, ellos nos encantan- respondió la madre de Gumball con su dulce voz.


Yo cargué a mi gato, que se había puesto de pie junto a mis zapatos, y lo abraze.


-Lindo cabello- dijo Gumball.


Yo lo miré sorprendido creyendo que el cumplido era para mi, pero me encontré con sus ojos mirando el cabello de mi gato: gris muy claro, tanto que podría parecer que es azul, en especial por su brillo de ese color.


-Me fascinan los gatos- agregó Gumball mirándome.


-A mi me encantan los peces- dije yo tímidamente, Gumball lo notó y habló más entusiasmo.


-Bueno...- puso la pecera junto a mí y acarició a mi gato, yo se lo entregué, el acarició su cabello y yo tomé la pecera- eso no será un problema ahora que vamos a ser hermanos.


HERMANOS.


El eco de la palabra borró mi alegría. Miré a Nicole...


-Por fin terminamos el proceso de adopción.


...a la señorita del orfanato...


-Puedes irte con ellos ahora.


...a Richard... Todos estaban felices, pero yo no. Gumball me abrazóabrazó, yo no lo correspondí. Miré hacia el suelo, mi gato estaba recostado mirando fijamente al pez de Gumball, y él le devolvía la mirada, incluso ellos se veían alegres.


Gumball tomó mi mano y me llevó corriendo hacia la salida. Nicole sostuvo a mi gato maravillada y Richard al pez. Salimos del orfanato seguidos por todos mis compañeros y la encargada, vi por la ventana del auto que se despidieron de mí hasta que desaparecí de su vista. Despegue la vista del vidrio y me encontré con Gumball muy cerca de mí mirándome sonriente.


-Ammmh, ¿Hola?- le dije desviando la mirada, alcancé a ver cómo Nicole nos miraba fijamente por el retrovisor, el auto estaba detenido en un semáforo, Gumball sonrió y se acercó aún más, acorralándome contra la puerta.


-Por fin subes el volumen de tu voz, no deberías hablar bajo, tu voz es muy bonita.


Yo abrí mucho los ojos, Gumball rodeó mi cintura con sus brazos y puso su cabeza en mi hombro.


-Te quiero, Darwin.


Yo me sonroje, fue la primera vez que Gumball me hizo enrojecer, y acaricié su suave cabello.


Nicole sonrió y aceleró.

No Puedes Dejarme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora