Prólogo- El encargo

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~12 de marzo del 6036~

Amanecía en el reino del Viento. Las centrales eólicas ya llevaban funcionando desde mucho antes del alba. Las ciudades empezaban lentamente a cobrar vida y, en un apartamento de una de ellas, Damián High también estaba comenzado el día.

Damián era un chico de quince años, de pelo gris y ojos negros profundos. No medía más de 1.72 cm y era delgado. Vivía en una de las ciudades más importantes del reino (por no decir la más importante) y era un aldeano con una vida corriente. Ese mismo año cumpliría su mayoría de edad, que eran los dieciséis años. Pero para ello tenía que esperar hasta el 26 de septiembre.

Desayunaba tranquilamente en su cocina, ajeno a la presencia que se dirigía a su casa. Ese día tenía pinta de ser exactamente igual a los anteriores: aburrido y simple.

-¡Buenos días, Damián!- gritó una chica después de tirar la puerta de su apartamento de una patada.

-¡D-Daniella!- tartamudeó sorprendido y asustado-. ¿Qué quieres ahora?- preguntó intentando regular su respiración.

Daniella Sky, princesa del viento e hija del rey, era una chica de quince años, de pelo gris y ojos rojos. Medía 1.62 cm y era algo más delgada que Damián. Era guapa y atractiva, aunque Damián no la definía así. Si no que decía que: «Es guapa, sí; pero su estupidez la deja en simplemente "linda"». A lo que la chica siempre le pega un ligero puñetazo en el hombro con molestia.

-Tengo que pedirte un favor- explicó ampliando su sonrisa-. Es algo muy importante para mí.

-¿De qué se trata?- dijo algo aburrido por la escena ligeramente familiar que estaba ocurriendo-. ¿Otra vez perdiste a tu gato?

-¡¿Qué?!- exclamó sorprendida por las ocurrencias de su mejor amigo-. ¡No! Bueno... sí. Pero he mandado a otra persona a buscarlo.

Damián suspiró cansado de la irresponsabilidad de la princesa, pero no era culpa de ella. El rey era aún peor y no podía quejarse. Después de todo, Daniella ascendería al trono en apenas unos meses, cuando cumpliera la mayoría de edad.

-Vengo a pedirte un favor que te interesa mucho- aclaró ella y sacó un sobre lacrado-. Tienes que ir a llevarle esta carta al príncipe del reino de la Electricidad. Se llama César Thunderstorm.

-¿Estás hablando de... salir del reino?- sus ojos se iluminaron.

-Sí- confirmó sabiendo que el chico no le diría que no a eso.

Damián hizo una lista rápida de pros y contras en su cabeza:

Pro: saldría de su aburrida rutina. Contra: después tendría más trabajo para hacer.

Pro: conocería que había más allá de las fronteras. Contra: salir era muy peligroso.

Pro: ¡cumpliría su sueño de siempre! Contra: tardaría días caminando en llegar.

¡Lo tenía claro! Los pros pesaban más que los contras en esta ocasión.

-Acepto- contestó animado queriendo salir en ese momento corriendo.

-¡Gracias, Damián!- agradeció la chica entregándole el sobre lacrado con mucha energía-. ¡Me has alegrado el día!- le dio un beso en la mejilla y el chico se sonrojó ligeramente.

-De nada...- murmuró algo nervioso.

-Una última cosa- añadió Daniella antes de irse-. Lleva esto contigo, por favor- pidió con voz preocupada.

Le entregó una cadena de plata con una piedra color gris y un símbolo parecido al sello de los reyes del viento. Miró interrogante a la princesa queriendo saber que tenía que ver el colgante. Pero supo que no debía preguntar al ver los ojos rojos de su mejor amiga. No debía saberlo aún, lo averiguaría luego. El mensaje era claro y Damián había aprendido a no preguntar en situaciones como esa.

-¿Y cuándo me voy?- cuestionó intentando cambiar de tema.

-¿Irte?- repitió confundida Daniella hasta que entendió a que se refería Damián-. Ah... Pues...- un ligero rubor cubrió sus mejillas y rió nerviosa-. Esta tarde.

-¡¿Qué?!- exclamó alterado-. ¡¿Tan pronto?!


Hijos de la Naturaleza:RevoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora