Hijos de la Naturaleza:Revolución

Capítulo 25- Poder

~14 de abril del 6036~

~11 días para el solsticio de verano~

–¿Estás mejor?

Donatello se sentó al lado de Tim. El Hijo del Agua estaba pálido y tenía ojeras. Les estaba costando avanzar y Donatello empezaba a dudar si llegarían a tiempo o no al Reino de la Oscuridad si seguían a ese ritmo.

–Sí, aunque me sigue doliendo la cabeza– contestó desanimado.

–Normal, llevas casi sin dormir varios días– suspiró el Hijo del Hielo–. Deberías intentar descansar. Ya perdimos a Fabián y no pienso dejar que mueras por falta de sueño.

–Debí haber muerto yo.

Donatello suspiró exhausto al ver como empezaba a llorar de nuevo. Entendía que Tim lo estaba pasando mal, ya que él también había perdido a sus mejores amigos, pero culparse y llorar no iba a arreglar lo que había pasado.

–A este paso nos adelantarán Marcos y Daniella– murmuró para sí–. Tim, escucha, si llegamos al Reino de la Oscuridad hablaré con Adelaida y ella lo solucionará, pero debemos llegar a tiempo y tú debes de dormir de una vez, ¿entiendes?

Tim lo miró sin expresión alguna, intentando acallar algunos de sus sollozos. Después de un rato asintió a regañadientes.

–Intentaré dormir, pero no te prometo nada.

–Al menos lo intentarás, por ahora me vale eso.

~15 de abril del 6036~

~10 días para el solsticio de verano~

Damián se tiró al suelo exhausto ante la mirada atónita de Andrés.

–No pienso moverme de aquí hasta dentro de un mes– sentenció el Hijo del Viento.

–Si tú lo dices...– se encogió de hombros el otro.

Los dos acababan de llegar por fin al palacio de la familia Thunderstorm, pero ninguno sabía exactamente qué hacer o decir al volver a encontrarse con César.

–¡Andrés! ¡Estás bien!

Amelia llegó corriendo y abrazó al chico aliviada y eufórica.

–¿Amelia? ¿Qué haces aquí?– preguntó al separarse.

–¡Estaba preocupadísima por ti! ¡Escuché que César había vuelto por la muerte de su hermana y no dudé en venir corriendo a preguntarle por tu estado, pero el muy imbécil no quiere recibir visitas y me acaban echando cada dos por tres de aquí!

–No me extraña que te echaran, poco más y tirabas la puerta abajo– rio Jonathan llegando a junto de ellos.

–¿Tú también aquí?

–No podía dejar a esta loca sola en otro reino.

–¡No soy una loca!

–No, pero tienes poca paciencia y controlas magia, eres un peligro para la humanidad– explicó Jonathan.

–Eso no te lo discuto– sonrió Amelia orgullosa–. De todas formas, ¿qué tal están Leandro, Marcos, Daniella, Tim y Fabián?

–La verdad... Creemos que Fabián...– Andrés miró a Damián pidiendo ayuda para no tener que decirlo él.

–Creemos que Fabián murió hace unos días, pero no estamos seguros del todo.

Un silencio incómodo se estableció entre ellos.