Dramione o Sevmione

Capitulo 6: un final y un nuevo comienzo

Capítulo 6: un final y un nuevo comienzo

Lloré hasta que me quede sin lágrimas, lloré hasta quedarme vacía. Lloré tanto gasta que me quede dormida.

Escuchaba sus gritos, su sufrimiento en cada tortura, gritaban mi nombre, gritaban sus nombres, poco a poco sus gritos eran menos fuertes, poco a poco el dolor los consumía. Y de la nada los tenia frente a mí, no se veían como los encontró anoche, se veían cansados, se veían destruidos y carcomidos por ver sufrir al otro sin poder ayudarlos. Sus ojos estaban abiertos, pero no tenían la luz que los caracterizaba siempre.

Estaba sudada, toda mi ropa se encontraba empapada en sudor frío. Aun no salia el sol, sin embargo sabia que estaba amaneciendo.

Me levante y al alzar la vista. Ahí estaba. Igual que anoche parecían dormir. No salieron lágrimas, ya no tenia más.

Tocaron la puerta de la habitación y sus padrinos entraron lento, esperaban verla llorar, pero lo que vieron en mi seguramente era un alama en pena. Me sentía muerta a pesar de seguir con vida.

Ellos ya llevaban puesto su ropa de luto. Su ropa imaculablemente negra.

- habrá que arreglarlos, los ataúdes llegaran pronto.

- podemos hacerlo nosotros, ve a descansar, hoy sera un día largo

- no tengo sueño, yo los arreglare - sonreía de medio lado, pero era una sonrisa vacía. - preparen el resto de las cosas por mi si.

- si así lo quieres, así sera

- Jane, no estas sola.

No podía verlos a la cara después de eso. Ellos también sufrían. Los cuatro crecieron como grandes amigos. Como hermanos, sabia que su dolor era tan grande como el mio.

No quería hacerlo con magia, seria un insulto para ellos. Los lave a ambos, los vestí con su ropa blanca , maquille a mi madre un poco. Coloque sus coronas sobre sus cabezas. En detalles verdes y rojos estaban los pequeños bordados y detalles en su ropa. Haciendo gala de sus respectivas casas.

Cuando llegaron los ataúdes, estos eran de cristal. El de mi madre como reina de Slytherin tenia serpientes de esmeralda como guardianes de su cuerpo. Y la plata sellaba el ataúd.
El de mi padre, tenía la cabeza de un león. Como el gran guardián y rey de Griffindor. El suyo fue sellado con oro.

Los dos lucían con honor sus colores.

Antes de sellarlos, con hechizos curativos, cure sus cuerpos. No tenían por que cargar con ellos nunca más.
Sus brazos ya no tenían la ofrenda cicatriz con la que los encontré.

Sabia que era mas que imposible el que un mago controlara el tiempo. Pero ese día se sentía negro. Empezó a llover cerca de las 8 de la mañana.

Ellos estaban listos. Mis padrinos me avisaron que pronto los llevaríamos al sepulcro, así que solo hacia falta arreglarme a mi.

Por mi parte, al ser la hija de estos dos enormes pilares del mundo mágico, como la principal encargar el luto.

Me di un baño, para tratar de quitarme toda la suciedad del día anterior, la guerra había terminado, pero todos paganos un gran precio. No importaba cuanto me bañara, sentía como todo era culpa mía, era yo la que debía estar ahí y no ellos.

Mi ropa de luto era blanca, un vestido de princesa digno de la realeza. Los detalles del vestido eran oro y plata.

Recogí todo mi enmarañado cabello en un pequeño recogido. Tenia que salir con la frente en alto. Así que no pude evitar recodar al profesor Snape, el usaba una mascara para ocultar sus sentimientos. Yo cree una también. Tenía que hacerlo por el pueblo, mas que nunca necesitaban algo a que aferrarse. Yo podía ser ese algo.