Una lágrima.

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La vi por primera vez, yo estaba sentado en una banca del parque y ella estaba allí parada mirando la nada, contemplando todo pero a la vez no viendo nada. Por su rostro rodaban sus lágrimas, no pude evitar dejar de mirarla. Lo siguiente que hizo como si fuera un robot, saco la caja de cigarrillos del bolsillo de su jean y prendió uno de ellos. Ahí fue cuando lo entendí, ella no era una luz que me guiaría fuera de mis demonios, ella ya batallaba con sus propios demonios y se estaba dejando consumir, con la esperanza de que algún día ella se volviera humo.
De pronto llego un chico alto de cabello pelirrojo y ojos verdes, ella lo miro con asco, él le dijo algo al oído y su cara se transformó, ya no tenía expresión de asco sino de dolor, creí poder escuchar como su corazón se rompía en mil pedazos, la vi correr en dirección a mi casa pero sabía que ella no pararía ahí y solo me quede contemplando al chico pelirrojo con la intención de saber que le había dicho.
Reid.

Reid.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora