Cerré los ojos dejando que la sangre de mis brazos se lavará, ardía condenadamente pero ya no podía remediar el daño, ta poco quería hacerlo. No había nadie que quisiera a mi lado para ayudarme, no iba a quejarme y a llorar como un bebé porque nadie estaba a mi lado, lo único que quería era estar solo, o eso creía. Pero yo no era nadie, ella no iba a voltear a verme y aunque no hiciera estaba metido en mi infierno hasta la coronilla, alguien como yo no pide ayude porque no la quiere y los demás no la ofrecen porque son demasiado cobardes como para intentarlo.
Hoy alguien toco la puerta de la casa y baje abrirla pero cuando llegue solo había una carta en el suelo, dichoso sea el que se gasto escribiendo para alguien que no iba a leerlo, tire la carta sobre el escritorio donde yacían un par de libros sin leer.
Cada vez tenía menos ganas de vivir, de leer, de mirar un insignificante informativo donde las noticias se volvian repetitivas con el transcurso de las horas.
Recordé que hace meses anhelaba ser reconocido hasta que me di cuenta que no quiero que todo el mundo sepa de mi, a que hora me visto, cuando fue mi ultimo mensaje en alguna red social llena de gente extraña la cual podían ser psicópatas, ya no me interesaba, estaba perdiendo las ganas de todo.
Excepto de una cosa.
Quería conocerla a ella.
Yo no era importante, no merecía la pena que perdiera el tiempo conmigo, tampoco quería ser salvado, solo quería ver como sus labios pronunciaban mi nombre una sola vez, o que ella me mire fijamente y no solo porque soy un extraño.
Solo quería que ella me conociera.
Aunque solo dure un día, me sentiría bien con mi inútil existencia.Reid.