Días grises.

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Llevaba en la cabaña dos días enteros, se limitaba a mirar la lluvia desde la habitación, los días grises le provocaban paz y a la vez lo atormentaban, luchaba por intentar recordar cuál era su propósito en la vida, necesitaba algo que le dijese ¡Vive aún no te has muerto! Pero no lo encontraba, odiaba la vida que había llevado los últimos once meses, lo hacía ver tan vulnerable, tan débil. Se odiaba, se odiaba a si mismo por dejarse morir, cuando su deseo más grande era morir. Había creído que estaría mejor muerto que viviendo, pero se equivocaba, vivir es un desafío uno en donde te encuentras con millones de obstáculos y solo debes superarlos uno por uno sin importar el tiempo que lleve, y solo se había dado cuenta de eso hasta que encontró un lugar donde sus demonios se escondieron, se fueron dándole un respiro. 
Se encontraba en la cocina preparando café, escuchando Let her go, pensando en los últimos años de su vida, se encontraba solo pero no muerto, tenía una vida que vivir, tomo su lapto y busco trabajo donde se había prometido no volver, pero a veces debes crecer y darte cuenta que la vida no siempre te dará laureles, envió su currículum vitae con la esperanza de que lo contrataran, si debía empezar barriendo lo haría, pero había una cosa en el qué jamás moriría, su vocación.

Tomo su diario:

Viviré.

Reid.

Reid.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora