Ya que teníamos unos amigos en común que eran pareja, quedábamos prácticamente todos los fines de semana.
Poco a poco nos íbamos conociendo más, yo sabía más de él, él de mi.
Teníamos nuestros roces, nuestros piques, hasta poco a poco esas tonterías que demuestran que hay sentimientos.
Yo era muy borde a veces con él pero él seguía estando ahí y eso era lo que importaba. De ahí empezó nuestros motes 'borde y tomto' los cuales hoy en día perduran.