Dos.

78 25 16
                                    

Aquélla mañana me levanté temprano para poder ordenar mis cosas en lo que iba a ser mi nueva habitación.

La foto de mi madre encima de la cómoda, unos cuantos pósters de algunos grupos y solistas, mi escasa ropa dentro de los armarios de madera y mis discos dentro de cajas.

Abrí un poco las persianas para poder observar la calle. La húmedad empañaba el cristal y una manta de nubes grises cubría el cielo. Resoplé molesta, deseaba volver a mi antigua casa, con mis antiguos amigos y no tener que sentirme sola. Volví a registrar el buzón de mensajes de mi teléfono pero nada. ¿Cuanto tiempo debía pasar para que alguien se acordara de que me había marchado? Me puses los auriculares intentando no comerme la cabeza con ese tema. Me volví a acostar en mi cama y miré al techo. Madera y más madera...

No sé cuanto tiempo estuve observando algún punto sin importancia del techo pero el suficiente para darme cuenta de que necesitaba a mi madre. ¿Cuántas veces tenía que decir adiós? Pensar en mi madre a veces era sumamente doloroso. Cuando observaba alguna de sus fotos colgada por mi antigua habitación sabía que desde algún lugar me deseaba suerte cada día.

Pero ella jamás volvería y era absurdo pensar aquello.

El ladrido de un perro me sorprendió mientras que revisaba el buzón de mensajes otra vez. Me acerqué a la ventana y me asomé por ella. El perro de la otra noche jugaba con el del pelo rizado animadamente.

Oh, bienvenida a Endfalls. Era lo único que había estado rondando por su mente toda aquella noche.

Llevaba la misma chaqueta roja y desgastada. Una bonita sonrisa aparecía en sus carnosos labios y sus ojos azules miraban a su perro con diversión y dulzura. Era un joven bastante guapo.

Nota de autora:Hola hermosas flores. ¿Qué tal estáis? Espero que bien y que os este gustando mi historia, ojala le den una oportunidad, besos ❤

No olviden votar y comentar:)

Flowers violet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora