Flowers violet.

Seis.

Busqué durante toda la mañana a Cooper, en las clases, en la cafetería, en su casillero, en el patio...pero nada. Faltaban veintinueve días y necesitaba ayuda con aquello.
A la salida me sorprendí al verle sólo, sentado en el muro que había detrás del recinto, leyendo un periódico viejo. Fui allí con cierto apuro.

—¡Cooper!—Le grité desde abajo. Sus ojos azules me observaron. Dejó el periódico en un lado y saltó hasta el suelo para poder ponerse a mi altura. Una sonrisa se estendió al ver que le alzaba la chaqueta que me había dejado el día de la fiesta. La tomó.

—Gracias.—Me agradeció.

—Necesito hablar contigo.—Le dije sería. El me miró curioso y asintió.—¿Qué son las flores violetas?—Su sonrisa se borró de inmediato.

—¿Para qué quieres saberlo?—La frialdad en su voz hizo que me diera cuenta de que aquello le afectaba. Por un momento pensé en callarme, pero esa historia podía ser el final de mi familia. No le contesté por lo que suspiró. Sus ojos mostraban lo molesto que estaba.

-Necesito saber lo que son las flores violetas, por favor Cooper, no es un juego.-Rebusqué en el fondo de mi mochila y saqué la arrugada nota. El la agarró, sus manos temblaron.-¿Qué sabes de las flores violetas,Cooper?-Volví a insistir.

-K.W...-Dijo observando la pequeña nota. En un impulso agarró mi mano y tiró haciendo que le siguiera.-Kylie White la chica que murió en Peterhoods-Dijo sujetando el volante de su moto.-Alguien esta utilizando su nombre para enviarte cartas.

-¿Y por qué a mi?-Se acomodó en el asiento y me miró.

-Eres demasiado parecida a Kylie. Ven, sube te llevaré a un sitio.-Miré la moto incómoda, las odiaba.

-Yo...No...-Me interrumpió.

-Vamos-Alzó su mano, ofreciendomela.-Soy cuidadoso cuando llevo a alguien.-Dudé un poco pero su dulce sonrisa me obligó a aceptar aquella invitación. Sujeté su mano fuertemente y me senté detras de el. Una corriente cruzó por mi espina dorsal cuando acarició mis manos y las puso en su cintura.-Sujetate fuerte,Hope.