—Los trabajos serán calificados de la siguiente manera: cada semestre...—Dejé de escuchar al director en cuanto dijo la palabra "semestre" y me levanté de mi lugar para ir directo a la salida. Ya estaba de espaldas y a dos pasos de la puerta cuando escuché a alguien llamarme—Señorita Fletz, ¿podría decirnos a dónde va con tanta prisa?
—Mierda —Susurré por lo bajo.
Busqué en mi memoria la historia más creible posible mientras me daba media vuelta, dándome cuenta de que todos tenían la mirada clavada en mí. Levanté la voz y le hablé al director.
—Lo lamento señor, solo que... Mi cabeza me duele mucho, y me gustaría ver a la enfermera.
Él me miró con expresión comprensiva mientras algunos alumnos reían de mi actuación.
—Desafortunadamente, la enfermera acaba de irse. Tuvo una emergencia. Además, usted debería de interesarse en sus calificaciones, pues es el último ciclo escolar. Así que la invito a tomar asiento, por favor.
Muy bien, Erin. Eres la mejor. Te mereces un premio Nobel por... ¡Oh, claro! Tú no sabes hacer nada mas que estar más estúpida que la cerda anoréxica de Marcie.
Bufé —Creo que debo dejar de bufar tanto— y me tiré sobre la horripilante silla que algún día había sido blanca, pero ahora tenía la pintura desgastada y quebradiza. Además, tenía cientos de rayones que se habían hecho o con tijeras, o con unas llaves. Algunos eran sólo eso: Rayones. Otras eran palabras, y no eran oraciones de la Iglesia, o alguna fórmula de matemáticas. Ustedes saben a lo que me refiero. Y por último, estaban los dibujos obscenos.
Entonces papá duró días tratando de decidir cuál internado, ¿eh? ¿por qué siento que sólo vió un nombre con un número, lo marcó y ya?
Saqué mi teléfono y abrí la aplicación de videos para poner la película que Matt había descargado dos meses antes de que llegáramos aquí.
Nemo.
¿Qué? No porque tenga diesiciete años significa que sólo veré películas como Easy A o Mean Girls. Eso que lo hagan las que son "normales", mientras yo seguiré viendo Nemo.
Iba en la parte donde Marlín comienza a contar el chiste a los papás de los amigos de Nemo. Dios, creo que hasta yo se contar un chiste mejor que él.
Tú nisiquiera te sabes un chiste. NI UNO SOLO.
¿Ah, no? Entonces, ¿quieres apostar a que sí?
Depende de qué apostemos.
Idiota, somos la misma persona, sinceramente, no creo que podamos apostar nada.
¿Cómo lo sabes? Soy tu mente, idiota, no tu cuerpo.
Entonces... ¿Eres mi mente idiota?
Si estarás pendeja, güey.
¿Si yo quiero estar así qué? Además tú eres lo que yo soy.
¡Estúpida, te estás perdiendo la película por tus mierdas!
Por primera y última vez en mi vida, te doy la razón.
Encerré a mi Erin Mental en una pequeña habitación con llave y seguí viendo la película. Sentía que sólo escuchaba esta en un oído, y cuando me llevé la mano a la oreja izquierda lo comprobé: no tenía mi auricular en ella. Miré a ese sentido y me encontré con Brad concentrado en la película.
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Guerra de Internados
HumorContesté el teléfono sin pensar en lo que me esperaba y traté de poner mi voz lo más inocente posible. -¿Sí? -¡HIJA DE TU REVERENDA MADRE! ¡¿EN DÓNDE MIERDA ESTÁS?! -Eh... Ejem... -¡HABLA YA O TE CORTO LA LENGUA! -Si me cortas la lengua no podré dec...