Yellow shirt (Harry Styles & tu)Editando

Capitulo 26

Estábamos en el estacionamiento del aeropuerto

internacional de Londres. Lux estaba en los brazos de

mi padre y Parker, junto con Nick, Gemma y Anne

estaban sentados en la banca de enfrente de Harry y

de mí, observándonos. Mordí mis labios y desvié la

mirada tratando de huir de este sentimiento tan acusador de abandono que yo les estaba provocando. -¿Por qué siento que te estoy abandonando? -

pregunté preocupada.

- No lo haces, bueno prácticamente es lo que estás

haciendo pero no quiero hablar de eso -respondió

Harry y ambos miramos hacia el suelo.

- ¿Qué se supone que haga ahora? -pregunté- ¿Que llore y te diga que no me dejes ir?

- Si estuvieras completamente enamorada de mí;

como antes lo estabas, sí, eso es lo que deberías de

hacer exactamente -respondió y yo mordí mis labios

nerviosa-. Pero como no lo estás y soy un simple

chico para ti... solo debes irte. - ¿Me llamarás? -pregunté arqueando una ceja- ¿Irás

a buscarme?

- No tienes tanta suerte -respondió Harry y me robó

un beso- tal vez lo haga, quién sabe.

- Si me amaras lo harías -respondí y él rió.

- ¿Qué te hace pensar que lo hago? -preguntó y yo fruncí los labios algo incómoda.

- Porque me lo has estado repitiendo estos últimos

días -dije, claramente estaba enojada. Me había

sentido algo ofendida.

- ¿Quieres que te lo repita?

- No -respondí alejándome de él, tomé mi mochila y el número de nuestro vuelo fue anunciado y papá se

puso de pie. Caminé hacia Nick y lo abracé

fuertemente, hundiendo mi rostro en su pecho.

-¿Qué pasó? -preguntó- De repente tu cara se tornó

fría.

- Estoy enojada, es un imbécil -susurré. - Pero tú...

- NO me digas que yo lo amo, porque no es así -

respondí y Nick rió asintiendo.

- Cuídate mucho -susurró en mi oído- prometo ir a

visitarte alguna vez. No te confíes de los muchachos.

Los americanos son... - ¿Tú que sabes?

- Nada, pero quería darte risa antes de que te fueras -

respondió él y me abrazó de nuevo. Luego fui con

Gemma y la abracé.

- ¡Yo sí te voy a extrañar mucho, no sé qué voy a

hacer sin ti! -exclamó con lágrimas en los ojos. - Lo siento -susurré.

- Eras mi hermanita -hizo un puchero- me gustaba

darte mi ropa y cuidarte.

- Lo puedes hacer todavía -susurré- de lejos.