CAPÍTULO 39 |Parte 3|

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Claudeth está en shock, está parada como estatua viendo un punto invisible en el piso, tengo miedo de moverla o hablarle por si reacciona de manera salvaje.

Eric toma el control de la situación. Cierra la puerta y pone el hermoso ramo de rosas en el desayunador y se dirije hacia Claudeth, la toma por los hombros y la sienta en una silla del comedor, mi amiga se deja manejar sin resistencia alguna. Eric vuelve a mi lado y espera a que ella diga algo.

Yo no encuentro qué hacer, solo me queda esperar a que mi mejor amiga reaccione y despotrique en contra mía.

Luego de unos largos y tensos minutos, ella se levanta, nos mira a Eric y a mí con cara asesina ya lista para atacar.

Hablo antes que ella —. Claudeth...

—Tú... —y empieza el show —. ¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE TÚ ME HAYAS OCULTADO ESO?! ¡A MÍÍÍÍÍÍ!

Eric me pone detrás suyo de forma protectora, pero lo tranquilizo con una mirada, haciéndole entender que esto es entre Claudeth y yo.

—Escucha Claudeth... —me acerco tratando de calmarla, pero se aleja más de mí.

—¡Ni Claudeth ni una puta! Puedo soportar cualquier cosa, pero que me ocultes eso, no. Llevan tiempo juntos, eso quiere decir que me mentías justo en mis narices cuando fuimos a Malibú. Pensé que me tenías confianza, que podías contarme todo. Está bien que no me hubieras dicho el nombre de con quién estabas, pero ocultarme que estabas en una relación en secreto rompe mi corazón, no sé cuál es la jodida razón por la cual lo hayas ocultado, pero sabías bien que podías contar conmigo... —Claudeth, noooo... —, ¡ahora mírame! Estoy haciendo el ridículo por mi maldito sentimentalismo, ¡estoy divagando! Y todo por tu culpa, por no decirme que follaste con el sexy alemán.

Vuelve a hacer pucheros, tratando de no llorar.

Me he quedado muda, sintiéndome la peor amiga del mundo, porque es cierto lo que dice, no tenía razón alguna para ocultarle a Claudeth mi relación con Eric, incluso Thómas lo sabe.

—En serio lo siento, nunca pensé en eso... Yo solo, no...

No me llega ni siquiera una palabra coherente, estoy conmocionada.

—Olvídalo, no digas nada. Son tus asuntos. Me voy.

—Claudeth...

Me ignora rotundamente, se da la media vuelta y sale del apartamento dando un portazo.

Está furiosa y la comprendo, solo queda esperar a que se le quite el enojo, lo cual espero que no tarde mucho.

Ay, la he cagado lindo y bonito.

—Diooooos...

Me cubro el rostro con la manos en clara frustración... Ya va uno que descubre mi relación, ¿quién será el siguiente y qué tan dramático será?

Mi sexy alemán me abraza y yo me derrito en sus brazos, oliendo su rico perfume, él está sin decir palabra alguna, dándome su apoyo en silencio.

Al cabo de un rato, toma mi rostro entre sus y con su linda expresión perdida sin saber que hacer, me pregunta:

—¿Quieres chocolate?

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