Capítulo 4

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Después del incomodo momento en parque entre Leo y Natalie, volvimos a la casa. Natalie dijo que se disculpaba, pero que tenía algo que hacer, que luego volvía conmigo.

Pero no lo hizo.

Después de que Natalie no volviera, salí de mi cuarto y chismoseé un poco la casa. Había tres habitaciones más en el pasillo a mano derecha y una a la izquierda. El de la izquierda era un baño. Pase por el cuarto de Natalie primero y escuche unos sollozos, así que seguí de largo. Le eché un vistazo a una habitación (más bien a la puerta) que estaba al frente de la de Natalie y supuse que sería de su hermano, porque la del fondo estaba abierta y había una cama doble, así que pude creer que era de sus padres.

Me pregunté cómo sería su hermano ¿Sería tan guapo como ella? Al pensar eso sentí como se me calentaron las mejillas. Dios. Nunca antes me había pasado eso. Aunque por más buen mozo que estuviera, Natalie me contó ciertas cosas que no me agradaron de él, tiempo después corrigió muchas cosas que había dicho, pero ya todas las palabras estaban dichas.

El padre de Natalie no estaba en la casa, al igual que su esposa. Ella había dejado una nota dirigida a su hija diciendo que fue a hacer compras para la cena de esta noche. Y me acorde que Natalie dijo que su mamá no cocinaba pero aun así agradecía el gesto. ¿Qué tan malo sería?

Volví a pasar por el cuarto de Natalie y no escuche nada, así que toqué la puerta.

Nadie abrió.

Gire la perilla y entré. Estaba durmiendo muy cómodamente en su cama, vi roja su nariz y lágrimas secas en sus mejillas, era más que obvio que lo que había pasado en el parque le afectó. Decidí irme, pero cuando me marchaba pise con mi tenis un pequeño portarretrato circular con el vidrio roto.

Me agaché, tomé el pequeño objeto circular y noté que allí había una pequeña foto de Natalie y Leo, puedo suponer hace unos años. Natalie estaba idéntica tal cual era ahora, pero a Leo si se le veía más joven, su cuerpo no estaba tonificado como ahora, su cabello era más corto y su cara más flaca. Pero aún seguía siendo guapísimo. Ella reía de una forma extraña pero tierna hacia la cámara, mientras él hacia una mueca tras de ella.

Voltee a ver a Natalie y volví a fijarme en la foto una y otra vez ¿qué pasaba en la mente de esa chica? ¿Si lo quería tanto, por qué lo alejaba y lo trataba como lo trataba?

En ese momento deje el portarretrato sobre el tocador y entendí que no conocía a Natalie tanto como yo creía.

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Me quede encerrada en mi cuarto hasta las seis que llamaron para que bajáramos a cenar. Úrsula (La mamá de Natalie) había llegado hace una hora, lo supe porque hasta mi cuarto se escucha la puerta abrirse y cerrarse.

Baje al comedor y estaban cinco de los seis puestos, con un individual, cubiertos y servilletas.
La comida no se veía nada mal, en medio de la mesa había una refractaria con un puré gratinado, y un bol lleno de ensalada de espinaca, uchuva, fresas y lechuga.

Olía exquisito esto debería ser un gran banquete.

Que gran error, debí creerle a Natalie desde un principio cuando me dijo que su madre no cocinaba.

La cena se volvió realmente incomoda, cuando los platos llegaron a tocar la mesa.

La carne que me sirvieron, estaba tan dura, que me dolía solo masticarla, la ensalada estaba condimentada con una vinagreta de mostaza que no sabía nada a una vinagreta de mostaza decente, el puré estaba pasado de sal, casi medio tarro y lo único que salvó la comida, fue un postre que compró en el supermercado.

El Sr Night masticaba sin problemas la carne, cuando se metió un poco de puré a su boca, le sonrió falsamente a su esposa.

Natalie, lo poco que tocaba en el plato, luego lo sacaba de su boca elegantemente camuflada con la servilleta y después dijo que estaba repleta. Y yo... tuve que comérmelo todo, solo por cortesía.

Estaba terminando el caucho que me habían dado en vez de carne, cuando la Señora Úrsula rompió el silencio.

- ¿Ese muchacho donde estará?- Sus ojos verdes irradiaban ira. - Siempre llega cuando se le da la gana.

- Cálmate mujer - le dijo el Sr Night a su esposa con la mirada aun en su plato -Debe estar con sus amigos.

- Estoy cansada de esto- dijo tirando de una forma muy agresiva sus tenedores al plato, haciendo que todos pusiéramos nuestra atención en ella. Los tenedores habían golpeado muy fuerte el plato, tanto que pude ver una grieta en él.

- No ahora - escuche susurrar a Natalie.

- No puede ser que se vaya y venga cuando se le dé la gana. Tiene que respetar esta casa.- manifestó en un tono de voz bastante elevado.

- Ya es un hombre, sabe lo que hace.

Vi como Natalie solo miraba su plato y no decía nada.

- Pues, esta es mi casa y tiene que respetarla y si no se lo enseñas tu - dijo señalando a su marido, de una forma que hasta mí me asustó - Lo hare yo- finalizó, señalándose a ella misma y retirándose de la mesa.

- Perdonen chicas - Dijo el padre de Natalie, de una forma tan calmada que parecía que nada hubiera pasado y fue tras de su esposa.

Natalie me miraba incomoda y no sabía porque. Deje la "carne" en el plato, me limpie con una servilleta y decidí no levantarme de la mesa hasta que Natalie me dijera algo. No había venido de tan lejos para nada. Mínimo quería conocerla.

- Es una bruja. - la mire extrañada- No creas lo de la cena. Esa mujer no fue la mejor madre. Me hacía hacer cosas que no quería, que no eran correctas-decía con un hilo de llanto en su voz.

No dije nada y espere a que siguiera. Pero solo seguí sentada, mirando el plato mientras sus rulos tapaban su hermoso rostro. Creí que ese era el momento oportuno de dejarla sola, y que se desahogara sin que yo estuviera allí.

Me levanté fui a su lado y puse mi mano en su hombro esperando a que dijera algo más.

Pero no lo hizo.

Suspire y salí del comedor... y allí fue cuando mi mundo se dio un giro de 360º

Por el umbral de la puerta entraban esos ojos color avellana que me despertaban en las noches y me hipnotizaban, y me estaban mirando directamente.


Midnight IslandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora