Que te guarde rencor. Él a ti. Que no le importe ese visto que le dejaste. Que no le importe eso que te ha pasado. Que no le importes tú.
Si es así, no merece perder el orgullo por él. No te tragues tu dichoso orgullo. Ponlo por los cielos. Porque si se comporta así, no es digno de que tu orgullo se desvanezca. Porque tu orgullo vale más que él. No merece la pena disiparlo. No, álzalo, que todos sepan de él. Ízalo como si fuera una bandera, a vista de todos. A vista de él. Haz que crezca más y más porque, pequeña, pocas cosas y personas valen más que tu orgullo en este mundo.
No te rindas tan fácilmente. No quieras mandarle ese puñetero mensaje, no. Abstente. Se fuerte. Aguanta. Dentro de poco él te importará lo mismo que tú le importas a él.