Pero hay que quedarse quieto, sin moverse, no puedes dejar que te juzguen, que te vean actuar diferente, eres como los demás, eres fuerte. Eres como los demás, eres fuerte. Mirando hacia delante, firme, con el pecho fuera y el corazón roto, pero eres como los demás, ¿no? Sí; eres fuerte. Y es que mientras, algo se te desata por dentro, se desenrolla, como una serpiente de cascabel al atacar, algo que te has ido guardando mucho tiempo. Algo que no sabes cuando va a estallar, que no puedes predecirlo, y que cuando sucede, eres incapaz de detenerlo. Ya no puedes más. Ya no. Tú no eres como los demás, ni fuerte, no. Eres tú, tú, y tienes ganas de llorar y de liberarlo todo. Todo.