Mi Verdadera Identidad Esta En CRISTO.

Adorar.

Empecemos definiendo cortamente que es adorar y veamos que muestra nuestro buscador al preguntarle por la definición de adorar.

Verbo transitivo

1. Rendir culto a la persona o cosa que se considera divina.
"Los pastores acudían al Portal de Belén a adorar al Niño Jesús; los romanos adoraban a diferentes dioses; los súbditos adoraban el trono vacío del emperador; los peregrinos acuden a adorar el Santo Sepulcro"

2. Amar mucho.
"El abuelo adora a sus nietos; te adoro, cariño"

3. Gustar mucho de algo o sentir gran admiración por alguien.
"Desde pequeño adora los deportes; adoraba cómo se deslizaba el raso italiano por sus clavículas; aquel año se publicó "Juan de Mairena", de Antonio Machado, a quien yo tanto adoraba"

Está bien, ahora sí empecemos, pongamos en orden algunas ideas que son importantes tener en cuenta.

En el Antiguo Testamento la palabra "adorar" aparece unas 116 veces, haciendo en su mayoría referencia a ordenanzas de no adorar ídolos de otras regiones o de otras culturas.

En el Nuevo Testamento encontramos unas 76 veces la palabra "adorar", esta vez en boca de Jesucristo, el Apóstol Pablo y los demás Escritores de esta nueva etapa de la gracia, enseñando que la verdadera Adoración se hace en el Espíritu y a través del Espíritu.

Sabiendo este par de datos informativos, entremos directamente a la palabra de Dios, a permitirnos entender algo de la revelación, acerca no solo de la palabra adorar, sino acerca del acto en sí, de rendir adoración a nuestro amado Padre Celestial.

Nadie puede saber lo que piensa otra persona. Sólo el espíritu de esa persona sabe lo que ella está pensando. De la misma manera, sólo el Espíritu de Dios sabe lo que piensa Dios. Pero como Dios nos dio su Espíritu, nosotros podemos darnos cuenta de lo que Dios, en su bondad, ha hecho por nosotros. Cuando hablamos de lo que Dios ha hecho por nosotros, no usamos las palabras que nos dicta la inteligencia humana, sino que usamos el lenguaje espiritual que nos enseña el Espíritu de Dios.
1 Corintios 2:11-13 TLA

La palabra nos enseña algo muy fundamental a la hora de la adoración.
No podríamos adorar sin la presencia del Espíritu Santo en nosotros, pues es él que proviene de lo íntimo de Dios y es él quien sabe mejor que nadie, lo que Dios anhela en medio de la adoración.
Adorar no es un grupo de acciones religiosas o de posturas tradicionales, un corazón humillado delante de la presencia de Dios, eleva la mejor fragancia de adoración, no cuantas horas hayas estado de rodillas o cuantas horas hayas repetido sin Sentido alguna oración, Dios es una persona real y nos creó con el fin de adorar su Santa Presencia a cada instante de nuestras vidas, en Espíritu, no con vanas palabrerías o rituales, con sencillez y sinceridad de corazón.

»Cuando alguno de ustedes ore, hágalo a solas. Vaya a su cuarto, cierre la puerta y hable allí en secreto con Dios, su Padre, pues él da lo que se le pide en secreto. »Cuando ustedes oren, no usen muchas palabras, como hacen los que no conocen verdaderamente a Dios. Ellos creen que, porque hablan mucho, Dios les va a hacer más caso. No los imiten, porque Dios, nuestro Padre, sabe lo que ustedes necesitan, aun antes de que se lo pidan.
S. Mateo 6:6-8 TLA

Es donde nadie nos ve, donde no hay que mentir o aparentar, allí es donde te das cuenta realmente que es adorar, porque solo eres tú contigo mismo y en frente de ti, invisible pero tan real como tú mismo esta Dios, deseoso de que abras tu corazón y te regocijes en su presencia, sin preocupaciones, por el tiempo, sin límites, solo a disposición de la presencia absoluta de Dios.
Es así de fácil adorar, en ocasiones es solo estar en quietud, en el reposo dejando que Dios transforme, cambien y renueve todo en tu interior, en ocasiones es solo declarando sus virtudes y su poder, o en cierto momento es cantando así estés desentonado, pero todo depende, como ya te lo vengo diciendo, del Espíritu Santo.