Capítulo 3: La sombra

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Rose
Caminaba a paso ligero en dirección a Cornville, el camino desde nuestra aldea a la pequeña cuidad no era muy largo, pero se tardaba por lo menos toda la mañana en llegar hasta allí, por algo me había levantado pronto, si no me habría quedado en casa cuidando de mi madre, estoy muy preocupada, el médico de la aldea dice que solo los remedios químicos de palacio la podrán salvar; pero claro, los posee Angelina y no creo que se apiade de una pobre mujer de todas las que hay en Ibea. Por el momento voy a intentar que mejore con las hierbas naturales, espero que con los poquitos mayes que llevo pueda comprar algo.
Sigo por el camino empedrado que lleva al pueblo, al mediodía empiezo a oír el bullicio de la cuidad, comerciantes pregonando sus productos, músicos intentando sobrevivir tocando rudimentararios instrumentos que parecían sacados de la Edad Media, y aunque no lo creáis han pasado más de mil años desde que esa etapa terminó, ahora mismo no sé muy bien en que época, ni mucho menos año en el que vivimos, pero por lo que dicen los astrofísicos del pueblo debemos de andar por el 2550 más o menos, si no se equivocan, que es lo más probable ya que desde que Angelina subió al trono se tienen que apañar con telescopios que ellos mismos han fabricado, por suerte, las bibliotecas han quedado intactas y con ellas los miles de libros de física que había en ellas. Pero os preguntaréis que como es que estamos en el 2550 (más o menos) y nuestras ciudades y pueblos parecen sacados de la Edad Media, pues bien, cuando Lisbeth y Anthony, que eran los padres de May y Angelina, se coronaron reyes, era porque eran los líderes del bando del bando de los rebeldes que ganaron la cuarta guerra mundial a un dictador, cuyo nombre no me acuerdo, que tenía sometida a todo el planeta bajo su control; para que os hagáis una idea sucedió algo muy parecido a lo que contaba un libro distópico que fue muy famoso en el siglo XXI que se llamaba "Los Juegos Del Hambre", así que lo que parecía en el 2015 una situación ficticia, ahora 500 años después es una realidad, siempre he sospechado de Suzanne Collins venía del futuro, lo sé porque estos libros son de los pocos que se han conservado en las bibliotecas, y como no yo los he leído. Volviendo al tema, Lisbeth y Anthony dirigieron a los rebeldes en su lucha contra el dictador y su ejército y, en la lucha, prácticamente el planeta entero que casi destruido, pero cuando fueron reyes fueron mandando que se reconstruyera y hasta que murieron hemos conseguido avanzar a la Edad Media del futuro.
Recorrí el mercado en busca de las hierbas para mí madre, llegué hasta un puesto de una anciana, que tenía todo tipo de hierbas, por mi poco conocimiento sobre hierbas silvestres, ví que había tanto hierbas medicinales como hierbas venenosas.
-¡Buenos días señora! estoy buscando un puñado de Momticus Philias- le dijé mientras observaba todo la exposición que tenía montada la anciana. Ella recorrió el puesto con la mirada, y de repente, agarró con la mano un puñado de unas hierbas azul verdoso que tenía la flor de color anaranjado tirando a amarillo.
-Estas hierbas se usan para curar resfriados muy fuertes, son muy eficaces- me dijo la anciana con voz ronca, cosa que me pareció normal debido a su avanzada edad.
-Pues muy eficaces tienen que ser para curar una resfriado que es tan fuerte que está empezando a afectar al corazón- le dije tristemente, pensando en mi madre.
-Ya entiendo... - la anciana se dio la vuelta y rebuscó en una alforja que tenía detrás de ella, después sacó unas hierbas todavía más extrañas que las anteriores, estas eran de un color violeta, más bien mirado, que el tallo acababa en una perfecta flor de color blanco.
-Se llama "Luz del Atardecer", solo se cultivan en palacio en unos invernaderos especiales para la reina, curan cualquier enfermedad por muy fuerte que sea, si se toman una cada día durante un periodo de una semana disueltas en una infusión, pueden acabar con la enfermedad de esa persona que dices- me dijo ella bajando el tono, ya que con las palabras que acaba de decir, entiendo que son hierbas ilegales.
-¿Cuánto cuestan?- le pregunté más animada.
-Eso es lo malo, son mil mayes, porque comprenderás que son muy difíciles de conseguir.
-Lo siento solo tengo quinientos, me temo que no podré pagárselo- le dije triste, aunque ya me imaginaba que no iban a ser baratas.
-Bueno... puedo haber una excepción por hoy, si así tu madre se madre se cura, Rose- dijo con una sonrisa en la cara, mientras me ofrecía las hierbas con la mano.
-¿Cómo sabe mi nombre? ¿Cómo sabe que mi madre está enferma? ¿Quién es usted?- le pregunté atónita, mientras cogía las hierbas y le daba el dinero.
-Soy... una vieja amiga, me llamo Dorothy dile a tu madre que se recupere de mi parte- me dije esta muy contenta.
-Está bien, adiós Dorothy- le dije mientras me alejaba de aquel puesto.
Mientras me alejaba me pareció oír <<Adiós Rose>>, entonces me dí la vuelta hacia el puesto de aquellas anciana y ví que no había nadie allí y la alforza había desaparecido, y lo último que me pareció ver era una sombra alejándose por una callejuela.
¿Quién era aquella anciana? ¿Por qué sabía mi nombre, y que mi madre estaba enferma? ¿Dónde se había metido?
Tantas preguntas y tan pocas respuestas.

Little RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora