Recuerdas aquella vez, que llegaste tarde y yo te esperaba, sentada a los pies de la cama esperando al escuchar tus sigilosos pasos por la sala, la mayoría de las veces el sueño me vencía pero esa vez fue diferente, entraste por la puerta y me besaste para luego mostrarme a un cachorro, mis ojos lagrimearon y es qué, amo a los animales pero la maldita alergia no me dejaba.
Tanto tiempo juntos y aún no lo sabías, eso en cierto punto me hirió, algo tan absurdo pero importante para mí.
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