Carta 30

22 4 0
                                    

Siempre es igual, lloro mucho y me recupero, pero al fin y al cabo siempre terminas con todo, en este caso, fue con mi tranquilidad.

"¿que pretendes?"

Te preguntaba al borde de las lágrimas, habías llegado a la puerta de mi casa, buscándome

"¿por qué lo haces?"

Y tu sólo bajabas la mirada.

"Vine a verte"

Dijiste en voz baja, me reí en tu cara, que irónico, ¿no?, durante 4 años desapareciste, te olvidaste de mí y luego vienes como si nada, te odié en ese momento, te cerré la puerta en la cara y entré a casa, era mi refugio, en donde podía llorar con tranquilidad sin ser juzgada.

Cartas para tí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora