He tenido la mente tan ocupada estos días, que no me he dado el tiempo para contarte más sobre mí. Ya sabes que es algo que me gusta y me entusiasma.
Creo que te he mencionado alguna vez sobre mi penosa vida amorosa. Para introducirte más en el tema, debes saber que soy de esas personas que terminan con mala reputación, de esas que han sido infieles, de esas que han estado con más de dos personas al mismo tiempo alguna vez, de esas que ilusionan y te cambian por alguien más en menos de una semana, de esas que pareciera que no tienen sentimientos ni sienten empatía por el otro. No he sido alguien moralmente buenx. Pero la verdad es que sí tengo sentimientos, y no es que me sienta realmente bien haciendo esas cosas ni haciendo sufrir al prójimo. La verdad es que sí tengo empatía y me duele causarle dolor a alguien... pero no puedo obligarme a mí mismx a hacer cosas que no son parte de mis instintos. Ni la ética ni la moral me pegan mucho. No me identifican. No soy de seguir normas ni creer en dogmas. Me agrada el caos y no es por algo meramente intelectualoide, no soy de leer ensayos filosóficos ni seguir las creencias y postulados de algún sofista escandaloso, sino que soy una persona bastante caprichosa y simplemente hago lo que me da la gana.
Tomando lo último en cuenta, espero que puedas inferir que las relaciones amorosas con el capricho y el egoísmo a un nivel superlativo, no combinan mucho. No son conceptos equivalentes.
Las relaciones -de cualquier tipo- tienen reglas, tienen moral, tienen ética, tienen esa rutinaria forma de fluir, un método, una teoría; no pueden simplemente ser, porque sería un desastre, un CAOS.Gracias a esta manera de pensar, la gente siempre llega a la conclusión de que soy insensible. En mi defensa, soy un ser humano, y lo que nos hace humanos es la emoción. Los sentimientos dentro de mí, desgraciadamente, están; y digo desgraciadamente, porque si no estuvieran, todo sería más simple en mi vida...