Es extraña la manera de pensar de las personas, ellos piensan (en su mayoría) que las demás personas no deben meterse en su vida, un tanto egoísta, pero aunque lo quieran o no, siempre habrá personas que se preocupen por ellos, desconocidos que los ayudarán si pueden y a pesar de eso no se los agradecerán.
Así es la vida.
Así es mi vida.
Es mi destino.
El sol apenas empieza asomarse dando los primeros rayos del día pero rápidamente se oscurece y una pequeña corriente de aire frío recorre mi espalda para despertarme de un pequeño sobresalto, mi cuerpo cansado pide un breve tiempo extra para dormir de nuevo pero será difícil descansar nuevamente.
Me siento en la orilla de la cama viendo el despertador marcando las 6:05 am, es una fría mañana del recién comenzado diciembre pero es perfecta para mí, para disfrutar de un buen café y caminar un poco cerca del lago para distraerme un poco del agitado día anterior.
Un dolor punza mi hombro.
El agua de la regadera es fría pero soportable, debo apurarme para no pescar un resfriado, escucho a la señora Rosa levantar a sus hijos para que asistan al colegio, a pesar de que ella se encuentra el piso superior llega a mí un delicioso olor a tocino friéndose a lo grande, una gran tentación pero debo salir.
Unas botas café oscuro, unos vaqueros desteñidos y mi camisa blanca preferida son lo que me vestirán hoy. Un mensaje llega a mi celular diciendo que el café ya está listo, agradezco la existencia de gente tan amable como lo es el señor Nicolás.
6:31 saliendo de casa, encuentro a la señora sacando la basura y cruzamos miradas.
-¡Buenos días joven Daniel! - tiene una sonrisa contagiosa hasta para el más triste.
-Buenos días señorita Rosa- contesto alegremente mientras me acerco para darle un abrazo y beso en la mejilla.
-Como siempre tan amable Daniel - una pequeña risa aguda sale en la comisura de sus labios- ya casi estoy entrando a los 40 años y tal vez deberías decirme señora en vez de señorita, por cierto hace frío y creo que así estará todo el día porque ya sabes que el clima de Bogotá a veces así es, deberías ir por una chamarra.
-Es cierto, casi lo olvido.
Regreso al departamento por mi chamarra de piel que compre apenas la semana pasada en el centro, aunque no la necesito la ocuparé para complacer a la señora Rosa.
Cruzó la calle para tomar el autobús que me dejara en la esquina que cruza Calle 17 con Carrera 11, justo en frente de La Pequeña Flor De Loto, la cafetería de Don Nicolás, casi no hay nada tráfico a esta hora como siempre por cual solo tardo 18 minutos de trayecto.
Soy el único que baja y observó a las demás personas que suben al momento en que bajo, ninguno dirige la mirada a otro, un pequeño me mira y sonríe, solo alboroto un poco su cabello con mi mano y me dirijo hacia la entrada de la cafetería, una campanilla anuncia mi llegada.
La sala principal está casi vacía, solo unas tres personas ocupan mesas distintas para crear el panorama, por el cristal que da hacia el jardín trasero observo a Julia limpiar las últimas mesas. Siento unas palmadas en mi hombro y volteo.
-Buenos días señor Gao...- me interrumpe poniendo un dedo en mi boca.
-Don Nico para ti Daniel, cuantas veces te lo tengo que recordar- una gran sonrisa blanca sale de su boca que hace juego con un cabello ya canoso.
-Dan para usted, Don Nico - contesto cordialmente mientras me estrecha la mano y me da un abrazo.
-¿Qué tal el trabajo? - hace un guiño con el ojo y me regala otra de su peculiar sonrisa al momento en que Julia entra y nos dedica una leve sonrisa en su rostro cansado.
-Todo tranquilo salvo por un par de niños de 16 años en Rumanía que trataban de asaltar a otro chico y uno de ellos me dio un navajazo en el hombr....
-Que te puedo servir Dani- Joana nos interrumpe mientras me dedica una sonrisa pícara, como todos los días.
-Dos tazas de Vienés junto con una rebanada de pay de limón rellena de fresa y chocolate, especialidad de la casa- contesto Don Nicolás por mí.
-En un momento te lo traigo Dani - contesto mientras se metía a la cocina moviendo sus caderas seductoramente.
-Creo que ya me conoces- solté un suspiro.
-¡Claro que sí! Y lo desayunas lentamente mientras esperas a esa linda chica que viene por un café y lleva otro en su termo para ir a su colegio- estalló en una pequeña carcajada y también lo imite.
-¿Cuando me dirá su nombre?
-Tienes que averiguarlo por ti mismo, galán- se bajó su manga y consultó la hora en su reloj, se rasco un tanto el cabello- Ya son las 7:10 y necesito preparar más café y tu chica no tarda mucho en llegar- se levantó y sin voltear para dirigirse a la cocina escuché las últimas palabras- Joana no tardará mucho en traer tu café.
Tenía razón, Joana no tardo ni cinco minuto cuando en la mesa donde estaba, hasta al fondo, colocó lo que le había pedido Don Nicolás. Di un gran sorbo a la primera taza del Vienés, estaba tibia, al parecer Joana también me conoce, y comencé poco a poco a atacar el pay.
7:18 y fue cuando la campanilla anuncio la llegada de un nuevo cliente. Ella.
Mi corazón aumento su ritmo y las mejillas se me ruborizaron, verla entrar hizo que el tiempo corriera lentamente, traía unos vaqueros negros y botas junto con una delicada sudadera gris y un gorro de lana negro. Camino a la caja registradora y saludo a Don Nicolás y tras pedir su orden entablo conversación con Don Nicolás. Al parecer él le dijo algo gracioso y dio una pequeña carcajada, volteo dando una sonrisa y nuestras miradas se cruzaron, y sus ojos se cerraron aún más con la sonrisa.
Una sonrisa.
Una sonrisa hermosa.
Una sonrisa que me enamora.
0
ESTÁS LEYENDO
La Leyenda Del Guardián
Fantasía"Desde las sombras nos cuidará" Una frase para una de las más viejas de las leyendas que tiene la humanidad. Considerado como un ángel guardián o incluso un dios para otros,pero para Daniel, su actual nombre, solo son halagos que no toma en cuenta...