Two

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Me sentía tan nerviosa, como aquel día en el que tuve que cantar "Manuelita" en frente de toda la clase para la exposición de canciones de países del mundo cuando tenía nueve años. Para mi desgracia había olvidado la letra así que invente lo primero que se me ocurrió. No funciono bien ya que un estallido de carcajadas exploto en la habitación luego de que cante:

"Manuelita vivía en Pehuajó pero un mono se la comió"

Me había puesto roja como un tomate. Fue muy humillante.

No quería arruinar todo hoy.

Me miro al espejo, se con certeza que no iba a ver mi cita ya que se trataba de una "cita a ciegas" literalmente. Pero tal vez el arreglar mi cabello, elegir meticulosamente la ropa, me harían sentir bonita.

Falda azul y una blusa de tirantes que decía la frase "Kiss me" de color blanco. Deje mis ondas castañas sueltas. Estaba usando unas sandalias ya que con mis zapatillas iba a morir de calor y aunque ya era tarde, en esta época la temperatura subía mucho.

Salgo de mi habitación y me dirijo a la calle donde el auto de mi mamá con ella dentro me esperaba.

-Me quedare afuera esperando ¿está bien?-pregunta y solo asiento.

Mamá estaba de acuerdo con que saliera esta noche y había tomado bien el asunto de que en realidad no conocía a mi cita. Sé que ella solo quería que saliera, socializara, tuviera amigos y consiguiera algún novio por ahí.

Porque digamos que no soy muy sociable.

Pero yo estaba bien con eso. Ella no, creía que me deprimiría o algo por el estilo.

- Mesa 16.

Informa la mujer de la recepción. Vestía un elegante vestido y traía una agradable pero profesional sonrisa.

El lugar parecía muy elegante y sé que el tema era muy original. Estaba fascinada con todo a mí alrededor.

La mujer me guio por un pasillo oscuro y luego escuche como abría una puerta. Por las voces de las personas y los sonidos de cubiertos chocando contra platos me di cuenta que allí era donde se cenaba.

Mis pies comenzaron fallar un poco por los nervios carcomiendo más y más rápido mi interior.

No quería tropezar y rogué para no hacerlo.

No lo hice.

-¿Paz?

Me detengo en seco cuando escucho una voz grave y profunda mencionar mi segundo nombre, el mismo que usaba como usuario.

Trago con dificultad y me dispongo a sentarme en la silla.
Él estaba ahí frente a mi aunque no podía verlo, pero lo sentía y el sonido de su voz aunque apenas lo habia oído mencionar una palabra, parecía sedoso y encantador.

Muerdo mi labio nerviosamente para sonreír y darme la confianza que necesito para al fin responder.

-Hola Gordon -digo suavemente.

- Al fin viniste, moría de hambre - habla en tono burlón.

Las bromas eran su técnica para romper el hielo, me agradaba.

-Te dije que no suelo ser puntual -dejo escapar una risita.

-Tenías razón. Espero que no te moleste que haya ordenado por ti.

-¿Qué has pedido?-curioseo.

-Sushi-responde para segundos después apresurarse a decir-¿eso está bien no?

-Odio el sushi -mascullo lo suficientemente fuerte como para que me escuche.

-Oh -da una pausa- lo-lo siento pediré otra cosa...-suena tan nervioso como apenado.

A pesar de que sus palabras generaron en mi un sentimiento de ternura, no puedo evitar reprimir la risa.

-¡Amo el sushi! Eres tan ingenuo-me burlo sin poder ponerle un alto a mi risa aunque reía bajo o en silencio para no hacer tanto estruendo.

Estábamos en un restaurant elegante, me iban a sacar a patadas.

-¡Me asustaste Paz!-exclama para dar un suspiro de alivio- eso no es justo, estoy muy molesto ahora mismo.

Pero no sonaba molesto.

-Oww ¿quieres impresionarme verdad?

Pero antes de que responda alguien nos interrumpe.

Los platos están sobre la mesa y al no ser mayores de veintiuno no podemos beber alcohol así que bebemos una extraña bebida sin alcohol que resulta ser deliciosa.

- ¿Te parece jugar a las diez preguntas?

- Okay, esa cuneta como una -señalo divertida- mi turno ¿qué crees de mi?

Ahora estaba más relajada. Los nervios habían desaparecido y me sentía bien con su presencia. Cómoda y más que eso.

Era muy agradable.

-Oh bueno, creo que te escapaste de un manicomio o algo por el estilo. ¿una loca fugitiva? O tal vez solo querían deshacerse de ti entonces te dejaron ir.

-¡Bingo! Eres un genio -bromeo sin parar de reír- definitivamente lo más tierno que alguien me digo -digo con ternura fingida.

Era normal que él pensara que estaba loca, digo, tal vez lo estaba.

Había pasado cada día de los últimos meses hablando con aquel extraño sin rostro, al cual ahora conocía su voz, porque estaba cenando con él en un restaurante a ciegas.

Bueno si, lo estaba.

Pero él era agradable y aunque no conocía su identidad, sentía que conocía su interior como él el mio. Me soporto en mis días de enojo, en aquellos de diversión, de histeria, de protesta.

Lo conocí en sus días de felicidad, de fastidio y ebriedad.

Realmente, era tan gracioso ebrio pero tardaba eternidad en adivinar que querían decir sus mensajes.

Era el único y mejor amigo que tenia, aunque yo sabía que las cosas que me hacian sentir sus mensajes, no eran sentimientos de amistad.

Él me gustaba, como me gustaba nuestro juego.

Sin embargo, tenía la esperanza que algún día las cosas se vuelvan más serias.

Esta cita era el primer paso.

-Me siento muy importante ahora-su voz suelta una sonrisa-¿Cuál es tu más grande sueño?

- Hum, probablemente sea...aprender cinci diomas -bebo de mi bebida - Sep, siempre quise aprender cinco idiomas más.

- ¿Enserio? -pregunta sorprendido.

-Sí. Veo los idiomas muy increíbles y excitantes como para prender. Ya, cuando viaje por el mundo voy a poder comunicarme con las personas -confieso entusiasmada.

-Waoh, es interesante -aun está sorprendido.

-Dime el tuyo -suelto.

-Bueno, como sabes adoro la música y mi más grande sueño es ser parte de una famosa banda y vivir de eso hasta morir como una rockstar.

-Giras mundiales, conciertos repletos, entradas agotadas y muchas chicas a tus pies, eh -intento sonar alegre y algo divertida pero de repente ciertos celos me invaden.

¿Y si su sueño se hacía realidad y tenía a miles de chicas a sus pies?

¿Qué sería de mí?

-¿Estas celosa? -pregunta con burla en su voz.

-¿Qué te hace pensar eso?-suelto demasiado secamente.

-Tu precioso tono celoso. Tranquila nena, sabes que solo estas tú en mi corazón -su mano encuentra la mí.

Me sonrojo al sentir el tacto de sus dedos sobre mi mano.

Me gustó que dijera eso aunque sinceramente no sabía que pasaba entre nosotros o que iba a pasar.

Dios, no lo conocía.

Wrapped Around Your Finger © mcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora