d o s

8.9K 611 41
                                    

-¿Te encuentras bien? -me preguntó mi mamá mientras cerrábamos el local de la tienda.

Sonreí y dije -Sí.

-¿Qué tal fue todo con el hijo de Marina?

Suspiré.  -Extraño... -admití -, no es un niño como yo lo pensaba. Tiene mi edad.

Mi madre sonrió. -Ya veo...

-¿En qué piensas? -inquirí entrecerrando los ojos.

Era el tipo de sonrisa que mi madre utilizaba cuando tramaba algo.

-En el destino -dijo sin más.

Bufé rodando los ojos al cielo. -Me voy a la cama. -anuncié.

-Descansa, amor -me dijo mi mamá.

Pasé por la sala de la casa, que se encontraba anexa al local y encontré a mi papá escuchando la teleisión desde el sillón de su estudio. Me acerqué y besé su mejilla antes de dirigirme a mi habitación a dormir.

A la mañana siguiente, me levanté, me duché y me vestí.

Unos vaqueros entallados, una blusa cómoda holgada y un jersey me vistieron. Me miré al espejo; mi cabello húmedo llegaba a mi cintura y mis ojos castaños lucían cansados. Tomé un poco de polvo e intenté cubrir las manchas debajo de mis ojos sin mucho éxito, me pasé un poco de brillo por los labios y máscara para pestañas. Tomé una goma para el cabello y mi mochila; me haría una coleta ya que mi cabello se hubiera secado.

Al salir de clases, me dirigí directamente a la casa de Marina. Me sorprendí al ser recibida por una chica muy bonita. Una chica que no había visto el día anterior y el corazón se me encogió en el pecho. No había considerado que, quizás, Jos tendría una novia.

Su cabello negro era muy similar al de Jos, pero estaba perfectamente estilizado en rizos suaves; el tipo de rizos que mi melena jamás podría tener. Sus ojos verdes me miraban fijamente y su perfecta piel blanca parecía resplandecer, era delgada y una cabeza más alta que yo.

-H-Hola -murmuré sorprendida.

-¡Hola! -me saludó con calidez. -, tú debes ser _____. Mucho gusto, soy Mia.

-M-Mucho gusto -tartamudeé.

-Pasa, por favor -dijo.

¡Dios mío!, Debía ser una novia realmente formal para tener la libertad de invitar a pasar a alguien a una casa que no era suya.

Debía admitir que era una chica preciosa, digna de un chico como Jos. La punzada en mi pecho volvió repentinamente y me obligué a bajar la mirada.

-Mi hermano te espera en su habitación -dijo dirigiéndome una sonrisa amable.

-¿T-Tu qué? -tartamudeé confundida.

Ella rió. -Jos es mi hermano -me anunció. -Dijo que cuando llegaras te dijera que pasaras a su habitación.

Una extraña sensación de alivio me recorrió el cuerpo y me regañé mentalmente por sentirme de aquella forma.

-Gracias -dije en un suspiro aliviado.

Ella rió de forma extraña. -Trátalo bien -me guiñó un ojo. -Me contó lo que hiciste ayer.

No pude evitar ruborizarme.

Subí las escaleras rápidamente pero al estar frente a la puerta me congelé. La puerta estaba entreabierta pero no me atreví a entar.

-Pasa -dijo la voz de Jos desde adentro.

Fruncí el ceño confundida y entré.

-¿Cómo sabías que era yo? -dije.

Rodó los ojos como si fuera la pregunta más estúpida que le hubieran hecho en toda su vida.

Though I can't see you | Jos Canela a.u.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora