Capitulo 6

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VIVisitors

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El señor Kalahan Robards era fiel amigo de diplomáticos, terratenientes adinerados y siempre tenía hombres de poder, como gobernadores y senadores en casa. La mansión nunca estaba vacía; y si no había altos dignatarios, entonces había oficiales militares. Todos compartiendo las buenas nuevas de sus negocios, del país e incluso del mundo entero. Pasaban largas horas en la oficina, luego pasaban al comedor y tomaban una comida elegante. Jugaban un rato al póker, bebían licor y fumaban cigarrillos. Kalahan nunca perdía oportunidad alguna para hacer negocios y ampliar más sus mercados. Siempre susurraba para sus adentros "Todo esto me lo agradecerá mi querido nieto algún día"

–Sumatra, mañana será un día muy importante. Quiero un almuerzo elegante ¿Me ha oído?

–Sí señora Robards.

Aceptó el ama de llaves, con la mirada baja. Primero por respeto y segundo porque prefería mirar al suelo, que enfocarse en el rostro rígido de su patrona.

–Muy bien, mañana esperamos la visita del señor Frank Wilson coronel militar, junto a Edwin Wauters y oficial de la marina.

–Será un honor atender a tan importantes figuras Señora.

Dorothy asintió, guardando silencio al escuchar los pasos firmes de su esposo, aproximarse a ellas. Luego aquella figura corpulenta se asomó al salón y se unió a la conversación.

–Así es mujer. Mañana almorzaremos con los dos señores y en la tarde, vamos a concertar una cena para la despedida de Arthur.

–Esposo, ¿Los señores que vendrán por la mañana son jóvenes? ¿Habrá alguno que pueda interesarse en alguna de nuestras queridas hijas?

Preguntó Dorothy inquisitiva, pensando que por fin Anne podría gozar de ese tan ansiado esposo que esperaba con urgida desesperación. No alcanzaba los diecinueve años y ya lloraba amargamente, por estar entrando en los campos olvidados de toda solterona.

–No coma ansias mujer. Pero sí. Respondiendo a su pregunta vuelvo a repetirle que sí. El señor Wauters es en quien confió plenamente y sé que él no se podrá resistir a los encantos de Anne.

–¡Oh! Kalahan, ¡qué gratas noticias! Hablaré entonces con Rachelle para que tenga los mejores vestidos lavados y planchados para nuestras hijas. Mañana deben estar más que presentables-

Dorothy se giró sobre sus talones, y mirando a la ventana sonrió como hacía mucho no lo hacía. Estaba acostumbrada a una petrificante seriedad, que a pesar de que no llegaba ni a los cuarenta y tantos años, ya tenía varias líneas de expresión, aun cuando no gesticulaba nada en absoluto. La frente siempre rígida y la mirada apagada. El cuello erguido casi embalsamado por la pollera del vestido, y los botones en línea recta, enmarañados cuidadosamente con el encaje a juego, con un tono más claro que del vestido –Sumatra, espero le dé el recado a Rachelle; de que mis niñas deben parecer princesas mañana. ¿Me ha oído?

–Pierda cuidado, lo estarán señores.

Kalahan hizo un gesto de indiferencia con el mentón a su esposa, y luego ignoró la respuesta de su criada. Salió del despacho con paso firme, jugueteando con el bastón y se dirigió al cuarto de costura, donde sus hijas se divertían a su aburrida manera.

–Muy bien, mañana mismo recibiremos al coronel Wilson y al joven Wauters; ambos miembros importantes de la infantería.

Repitió Kalahan por si sus hijas no habían oído la conversación en el pasillo.

Preciado Secreto (Romance historico- época) completoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora