Un verano de ensueño (Gemeliers)

La noche

Me los quede mirando sonriendo pero ocultando incertidumbre. Esa noche quedaron mis padres y nuestros vecinos a cenar para conocerse mejor. Yo me negué a ir, no quería pasar la noche entre conversaciones de mayores. En el momento que el coche en el que las dos familias agrancó y las luces de este se pierden en la oscuridad de la noche; un estruendo proveniente de la otra casa me hizo saltar del susto. De nuevo la música que había jugado una  mala pasada. Pensaba que la casa estaba vacía, que se habían ido todos a la cena. La curiosidad me invadió y no controle las ganas de entrar en la casa de nuestros vecinos para descubrir quien era que aun quedaba dentro. Me calce las deportivas y me puse el Top que encima de la cama encontré, cogí las llaves y cerré la puerta de mi casa. Entre con cautela en la otra casa aun sabiendo que con tremendo ruido nadie se iría a enterar. En las primeras estancias todo estaba tranquilo. Camine guiándome por saber donde estaba mas intensa la música. Las luces se desvanecían hasta llegar a otra sala donde las luces propias de una discotecas me sorprendieron. Entre entrecerrando los ojos y con cara de dolor, ya que el ruido molestaba demasiado. El panorama era propio de una discoteca, gente que jamas había visto, otros bailando y otros liándose. No tenia ni idea de quien era el dueño o el responsable de esa fiesta. Cuando comencé a pensar que los dos gemelos tampoco habían ido a la cena alguien me agarro del brazo y me dio la vuelta como si estuviera bailando. 

   - Hombre vecina, no sabia que te molaban las fiestas así -me dijo uno de los gemelos.

   -¿Acaso sabes tu algo de mi? -le conteste demasiado borde. Me quedo mirando con superioridad y agarrándome de nuevo del brazo me intento llevar fuera.

   -¿Adonde te crees que me llevas? -le dije tirando de mi brazo. Y acercándose de forma precipitada a mi cara me dijo al oído:

   - A un lugar un poco más tranquilo, donde poder escuchar tu hermosa voz.

La idea me puso mas roja de lo que nunca me  había puesto nunca.