Cuarenta y ocho

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Antes

Ya no era lo mismo entre ellos. Una notable distancia los separaba, y ambos hacían todo lo posible para evadirlo, pensando que con el tiempo todo mejoraría; sin saber que el silencio de ambos solo evaporaba el amor, como una llama a punto de desvanecerse.

Así que Thiago puso punto final a aquella incertidumbre, acercándose a ella; sin embargo había una intangible pared que los separaba, era como si algo hubiese cambiado, algo que él ignoraba.

Thiago se aferraba a la relación, aunque en el fondo sabía que no podía luchar solo, porque la lucha debe ser recíproca al igual que el amor debe ser correspondido. Podría darlo todo por Celeste, pero incluso cuando se acercaba, ella huía de su lado tan rápido que ni siquiera podía tocarla.

—¿Qué pasa contigo? —inquirió él en un arrebato de valentía, justo en la noche, cuando ambos se encontraban acostados de espaldas, en la misma cama—. ¿Qué ha cambiado? ¿Qué ocurrió en ese viaje que hiciste?

—Nada.

Su voz, fría, oscura, ronca, aguijoneó en su corazón y Thiago sintió un nudo en su garganta, que le obstruía el paso a las palabras, así que tragó varias veces.

—¿Nada? ¿Estás segura?

—Debo irme de nuevo.


Entre Versos y Lágrimas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora