Capítulo IV: Catástrofe

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"Habla el Capitán Hazzan, hemos despegado del suelo justo a tiempo, el pueblo de Tessalit se convirtió en una bola de fuego frente a nuestros ojos, lo que acabamos de vivir fue horrible, murieron muchas personas allá, justo ahora nos encontramos sobre el océano atlántico, en busca de un lugar seguro donde podamos aterrizar, el plan original era viajar hasta Estados Unidos – Los Ángeles, pero nuestros motores ya están fallando y no aguantarán un viaje tan largo, así que hemos decidido hacer escala en algún país de Latinoamérica, dejo esta grabación para que alguien la oiga en caso de que no logremos aterrizar, es importante para mí hacer esta advertencia, los gobiernos de todos los países han decidido ocultarle a todo el mundo que en cada país afectado por la serie de terremotos sólo han quedado unos cuantos lagos y pozos, todos han quedado en condiciones deplorables, no hay rastro alguno de grandes construcciones o riquezas, la miseria se ha apoderado de todos ellos. No sé a ciencia cierta qué ocurrirá con el resto del mundo ahora, pero alcancé a escuchar que esto que ha pasado es sólo una sacudida, y que quienes estén en los países que han quedado fuera de la línea deben agarrarse fuerte. Si alguien está escuchando esta grabación solo me queda decirle que haga lo posible por mantenerse con vida, espero que sea lo suficientemente útil para salvar a alguien, seas quien seas, tienes hasta las 19:00 hrs para ponerte a salvo, sólo te pido una cosa, si alguno de mis hijos aún está con vida, cuida de él, o de ella, pues ya no tiene a nadie más en el mundo"

Cuando terminamos de traducir la grabación todos quedamos con un nudo en la garganta, sentía una mezcla de confusión y aturdimiento, no sabía que hacer exactamente, ¿como se suponía que íbamos a salvar nuestras vidas de algo que iba a arrasar con la humanidad?

– Son las 17:30 hrs – Dijo Keet sacándome de mis pensamientos – Sólo tenemos una hora y media para idear un plan.

– Sugiero que comamos algo sustancioso, si lo que dice ese señor es cierto, pasaremos días sin comer – Añadió Lucy

– En caso de que sobrevivamos – dije en voz baja.

– Haremos lo posible – dijo Dylan poniéndose a un lado de mi.

Fui a la cocina a preparar algo de comida, nunca comíamos demasiada carne, ya que las pocas vacas que habían en los mataderos estaban desnutridas por la deshidratación, pero teníamos una porción guardada en la heladera que estábamos guardando para una ocasión especial, supuse que había llegado el momento. Cociné la carne en trozos con algunos vegetales y mucho arroz, puse la mesa y fui al cuarto a despertar a la pequeña Diz.

– Oye, tienes que despertar– Le dije moviendola suavemente.

– ¿Mère? – Dijo con voz somnolienta. No era muy buena con los idiomas, pero sabía que eso significaba mamá.

– No, soy Liah – Dije aún sabiendo que no me entendería

Terminó de abrir los ojos y comenzó a llorar, la sostuve en mis brazos y la llevé hasta la mesa. Cuando vio el plato de comida que estaba frente a ella paró de llorar y puso nuevamente esos ojos tiernos con los que me encantaba que me mirara. Me senté a su lado y la ayudé a comer, todos estábamos en silencio, algo bastante inusual para nuestra familia a la hora de comer, y sobre todo si había comida real en nuestros platos.

Al finalizar la cena, mamá decidió salir de casa para avisar a los vecinos de lo que nos habíamos enterado, pero regresó a los pocos minutos decepcionada.

– Es increíble como después de todo lo que hemos pasado aún queda gente que no cree – Dijo mamá.

– ¿Por que lo dices? – Preguntó Lucy

– Todos los vecinos me trataron de loca, dijeron que si lo que yo decía era cierto ya las autoridades se hubiesen encargado de avisarnos – Respondió

Attwater - El TeoremaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora