Prólogo

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Se creyó durante mucho tiempo que una persona podía sobrevivir tan sólo tres días sin probar un solo sorbo de agua, y fue así, las primeras víctimas después de la catástrofe tan solo vivían tres o cuatro días como máximo, pero con el pasar de los años nos volvimos más resistentes y el Attwater nos enseñó que es posible sobrevivir sin agua aproximadamente una semana, teniendo en cuenta las condiciones climáticas, la cantidad de grasa corporal y el estado de salud en general. Ahora nuestro futuro depende de un montón de palabras escritas en quien sabe cuántas hojas sueltas, pero cada día somos menos, y temo que cuando por fin sea encontrada una solución, no quede nadie para contarlo. Con el tiempo hemos perdido la sensibilidad ante las cosas, aprendimos que llorar por la muerte de alguien puede suponer la nuestra, que reír puede provocarnos un ataque de tos mortal, y que hablar más de lo necesario puede secar demasiado nuestra lengua. Esto nos ha ido deshumanizando poco a poco, a tal punto que ya ni siquiera sabemos lo que son los valores o las leyes, realmente dudo que esto se parezca si quiera un poco a lo que los más viejos cuentan sobre lo que significaba vivir, a veces creo que recuerdo como era todo al principio, pero a la vez parecen sueños, es difícil distinguir después de tanto tiempo, quizá sea eso, o que no quiero creer que todos esos colores vivos de mi mente dieron lugar a este muerto paisaje gris. Aun me parece absurdo considerarnos seres vivos por el simple hecho de abrir los ojos cada día y hacer el mejor esfuerzo por respirar sin prestar atención al crujir de nuestros pulmones, para mí, solo somos un montón de cuerpos esperando morir.



Attwater - El TeoremaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora