INVIERNO

579 39 4
                                    


Disclaimer on. Estos personajes no me pertenecen a mí, pertenecen a sus creadores y yo sólo los tomo prestados para diversión y sin fines de lucro.

Nota: Las frases en cursiva son pensamientos.

DISFRUTEN~


...:::::::...

Me preguntaba siempre que lo veía, cómo era capaz de no tomar enserio lo que había ocurrido. La indiferencia con que se presentaba era tan dolorosa que podría decir que realmente no le importaba aquello.

Sólo puedo recordar ese beso que me dio. Me olvidé por un momento del tiempo y correspondí. Aquella tarde estaba llorando como nunca me lo había permitido. Tomábamos una taza de café mientras afuera llovía y hacia un frío que llegaba a los huesos, el se acercó y me hizo olvidar todo. La humedad de sus labios cubrió los míos que estaban temblorosos. El alma se me estremeció. Abrí los ojos como platos y despacio, fui cediendo. Me entregué al momento y le di paso a profundizar más el beso. Me perdí en el tiempo, pero cuando volví a mi él ya no estaba y el café se había enfriado.

Ya hacía tiempo que no veía a Haru, desde que Rin se había mudado a Tokio, nuestras reuniones se habían ido menguando de a poco. Creo que Sousuke pasaba por lo mismo con Rin, nos comprendíamos e iniciamos una amistad.

Así que, desde entonces, en aquel café, Sousuke me hizo ver lo que era más que evidente, y entre mis delirios y mi negación, seguí frecuentando aquella cafetería junto a él. Al menos aquello me mantenía cuerdo, me hacia dejar de lado todo mientras él se volvía cada vez más real en mi vida.

Él solía visitarme en los entrenamientos dentro del deportivo acuático. Me observaba desde las gradas mientras yo ponía en práctica lo que aprendía. No me gustaba enseñar algo que yo mismo no comprendiera. Su sonrisa mostraba orgullo, creo que yo era quien lo hacía sentir así. Me avergonzaba con tan poco y a la vez me hacía tan feliz.

No puedo negar que me sentí aún más especial con aquella invitación para acompañarlo a su rehabilitación. Comenzaba a pensar que estaba realmente loco por pedirme eso.

-¿Estás seguro de que quieres que vaya? ¿No será algo incómodo? -Dudaba en si era correcto, no estaba seguro de ser el indicado para estar ahí, pero él despejo toda duda.

-No conozco a nadie más para estar ahí, nunca le había pedido a nadie que me acompañara -Nuevamente aquella sonrisa que me desarmaba. Sutil y discreta, pero con unos ojos que irradiaban total seguridad -No vas a negarte ¿O sí?

-Claro que iré.

Gracias.

Desde entonces comenzamos una rutina extraña. Después de la universidad nos dirigíamos a mi entrenamiento, seguido de eso eran sus terapias de rehabilitación.

El sufrimiento en su rostro en cada movimiento, los ejercicios exhaustivos y las rutinas pesadas. Fui un apoyo en aquel momento, la fisioterapeuta me hacía ayudarla con Sousuke. Y aunque al inicio me dolía más a mi ayudarle con esos ejercicios, de a poco fui perdiendo el miedo. Él constantemente me decía que no dolía que siguiera, que era necesario. Al poco tiempo aquellos ejercicios los hacíamos en su apartamento, siguiendo las indicaciones pertinentes que nos habían dejado y con suaves masajes al final para relajar músculos y tendones.

-Sin duda, esto es tu fuerte Makoto, un entrenador con conocimiento en fisioterapia. Encontré a mi entrenador -. Odiaba que sonriera de esa manera. Mentira, amaba su sonrisa.

ESTACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora