-Capítulo 30-

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Siento en mi interior que debería cortar la interesante conversación sobre el culo de Adam, para decirle a las chicas que me tengo que ir a casa de Claire.
No tengo que ir realmente, pero con ella me siento muy bien, me da mucha seguridad, y en momentos como estos la necesito.

No le cuento a las chicas lo sucedido con mi padre. No quiero que se preocupen por mi, y mucho menos que me animen a volver, que es lo que harían.

Me despido de mi corta encuentro con Sara y Kristin, y llamo a Claire para avisarle de que me quedo en su casa.

-¿Bella? -Se oye a una Claire susurrando.

-Claire, voy a tu casa ahora.

-¡No! -Grita, pero enseguida baja la voz. -Verás, ahora no es buen momento...

-¿Qué? Joder, necesito un sitio al que ir.

-Lo siento, te llamo luego y te lo explico.

Antes de que pueda decir nada, cuelga, dejándome curiosa de saber lo que pasa, y sin un lugar dónde pasar el resto de la tarde.

No me queda otra opción, que ir a casa de Derek.
No me molesta, en absoluto, pero no quiero parecer una pesada.
Le envío un mensaje diciéndole que voy para allá y silencio el móvil, para evitar llamadas y mensajes no deseados de mi padre.

Cojo un bus, y pago con el poco dinero que llevo en el bolsillo.

Me doy cuenta de que tendré que pedirle a Derek que me lleve de vuelta a mi casa, porque no he cogido nada más que el móvil y no me queda dinero para pagar otro bus, ni cualquier otro transporte a parte de su coche.

Llego a la dirección que me había enviado, y toco el timbre.
Tardan un poco en abrir, pero aparece Derek, con únicamente un pantalón vaquero encima.
Me trago mi saliva al verlo sin camisa, es increíblemente sexy.

Una gran sonrisa se dibuja en sus labios al abrir la puerta del portal.

-¿Pasas? -Me pregunta cuando empieza a notarse que me gusta demasiado su cuerpo.

Me sonrojo inmediatamente al ver que se da cuenta.

-Sí. -Digo muerta de la vergüenza.

Entramos en el ascensor, y Derek me informa de que sus padres no están. Por un lado, eso es bueno porque no me siento muy preparada como para conocer a su familia, y por otro lado, la idea de quedarme sola en casa de Derek, me da algo de miedo, aunque sigue siendo buena.
Llegamos a su piso y abre la puerta para dejarme pasar primero.

Lo imaginaba mucho, mucho más pequeño. El edificio desde fuera no se veía tan lujoso, pero es una buena estrategia para que nadie entre a robar.

Nos sentamos en su sofá, y siento la necesidad de contarle absolutamente todo. Con él me siento muy segura, tanto, que también le hablo de mi infancia.

Le cuento de las noches en vela esperando que mi padre vuelva del trabajo, aunque yo sabía que volvía del bar, de los días sin una sola llamada suya, haciendo que mi madre y yo nos preocupemos mucho, de los gritos diarios que le pegaba a mi madre estando yo delante, y del día que me dijeron que se iban a divorciar. Ese día mi madre se veía relajada, y mi padre estaba sobrio, por lo que supe que me iban a hablar de algo muy serio. Yo tan solo tenía ocho años, y estaba asustada por si me iban a enviar a un internado o algo así, era una época en la que veía muchas películas...

Cuando lo soltaron, me quedé a gusto. Al principio no entendí muy bien lo que significaba el que se iban a divorciar, pero cuando me lo explicaron, más o menos, sentí como un peso menos encima, y supe que podríamos ser felices, tal y como ellos me dijeron.

Y por fin, de cuando me llamó mi madre anunciándome que no tenía opción, y que debía pasar unos días con él, hasta que ella volviera.

Derek esta tranquilo, aunque algo compasivo, y se nota que me tiene pena. Quizá se ha dado cuenta de que soy una loca traumatizada por la loca infancia que le ha hecho vivir su padre, y se arrepiente de alguna vez haberme hablado.

-Tienes que darle otra oportunidad. -Suelta cogiéndome de las manos.

- ¿Qué?

-Todo el mundo la merece. ¿Por qué crees que dejan salir a los asesinos después de pasar años en la cárcel? Tu padre no ha matado a nadie, pero ha fracturado a una familia, y ahora quiere volver a formar parte de tu vida, claro, ¿quién no querría? Debes darle otra oportunidad, Bella.

Parecía que estaba a punto de llorar. Me dieron unas tremendas ganas de besarlo, pero debía concentrarme en el tema de mi padre, ya que tenía que volver antes de cenar si no quería que llamase a la policía.

-Tienes razón -Susurré, pero luego alcé la voz -. Todo el mundo merece una segunda oportunidad, y al fin y al cabo, es mi padre, y tengo de dársela -Terminé con ese beso que quería darle. -. Gracias, en serio me ha servido venir a hablar contigo.

Le dí otro beso y salí por la puerta, deseando quedarme más con él, pero también deseando hablar con mi padre.

Miss obsessiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora