Miss obsessive

Capítulo 31

Miro mi móvil y veo una llamada de Derek quien me ha dejado algo de dinero para ir en metro a casa.
Decido cojerlo aunque si me tenía que decir algo me lo podría haber dicho cuando salía de su casa.

- ¿Sí? ¿Derek? - respondo.

- ¿Bella? Vuelve un momento.

- Pero... - susurro. - ¿No tenía que darle una segunda oportunidad a mi padre?

- No. - responde fríamente.

- No te entiendo... ¡Has sido tú el que me ha obligado a ir a disculparme! - grito literalmente al teléfono.

- Quédate, por favor...

Mi corazón se para para luego volver a funcionar más rápido que nunca. Siento como si algo en mi interior se cerrara fuertemente unos segundos para luego volver a la realidad haciéndome sentir lo más feliz que puede ser alguien.

- Pero, ¿Por qué alguien como tú querría estar con alguien como yo? - pregunto tragando saliva en cada palabra.

- ¿Estás de broma? ¿Eres tú quien me lo preguntas? - ríe.

- Voy para allá. - susurro.

- Aquí te espero.

Cuelgo y me doy prisa en dar la vuelta a la manzana casi corriendo (andando rápido).
Mi sueño se ha hecho realidad, supongo que algo he hecho bien y espero que no salga corriendo cuando me conozca y sepa que soy una "bipolar" según fuentes.
Veo una tienda y me enamoro perdidamente del escaparate. Hay un vestido rosa con un arreglado abajo precioso. Es una gran necesidad comprármelo.

Entro a la tienda y nada más pisar la alfombra una chica, supongo que la dependienta, embutida en unos leggins y con mucho maquillaje me pregunta que qué quiero.

- ¿Me puede decir el precio del vestido que hay en el escaparate?

- ¿El rosa? - asiento. - Ah, pues creo que cuesta 278 $.

Abro los ojos al máximo y intento cerrar la boca, cosa que no puedo.

¿Qué me esperaba de una tienda de marca? ¿Que me costara 20 $ como en los grandes almacenes y me fuera hiperfeliz? Soy idiota.

Me trago la vergüenza y digo que me lo pensaré intentando quedar bien, cosa que no logro y me voy corriendo hasta el edificio de enfrente.

Llamo al telefonillo que me dijo Derek.

- ¿Quién es? - pregunta una voz de chica.

Se me cae el alma a los pies, sí, a los pies. No puedo respirar y mi cabeza empieza a hacerse una serie de preguntas tipo: ¿Quien es esa? ¿Y si es una exnovia puta que ha venido a visitarle? ¡¿Y si es su novia?! ¿No era yo su novia? ¿Y si he tardado mucho en la tienda y otra de sus pretendientas ha venido y está haciendo de todo con él? ¿Por qué soy tan tonta?

- ¿Quién es? - vuelve a preguntar la voz.

- Eh.. Soy Isabella. ¿Hay algún Derek por allí? No sé, a lo mejor me he equivocado. - digo nerviosa.

- Ah no, es aquí. Sí, es aquí. ¡Derek! - oigo gritar a la chica. - Ya se pone. - emite una risa nerviosa.

- ¿Bella? ¿Por qué has tardado tanto? - oigo a Derek desde la otra línea.

- ¿Quién es? - pregunto remarcando la "s".

- ¿Quién es quién?

- La que me ha cojido el telefonillo. - respondo fríamente.

- Es mi hermana. - responde él aún más fríamente.

- Ah. - respondo el triple de fríamente.

- ¿Vas a subir o no?

La puerta está abierta, por favor cierre la puerta cuando termine.

Entro y me dispongo a subir las escaleras para llegar al cuarto cuando lo veo bajandolas hasta llegar a mí.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué querías que viniera?

- Emm, como decírtelo. - Derek traga saliva. - No le des otra oportunidad a tu padre, de verdad que no quiero que sufras.

- Pero me lo has dicho tú, me has dicho que lo haga. - digo confundida.

- Ya, para darte el típico discurso de hombre maduro que según Internet enamora a las mujeres.

- ¿Mujeres? ¿Crees que soy una mujer? - sonrío ampliamente mientras me acerco hacia él.

- De todo menos eso. - ríe.

- ¿Has buscado consejos en Internet? - me empiezo a reír como nunca lo había hecho antes. Si me lo dijesen nunca me lo creería. ¡Derek buscando sobre amor en Internet!

- ¿Te ríes? ¿Te estás riendo de tenerme hecho tu acosador personal? - ríe aún más fuerte.

- Mi acosador personal, me gusta. - sonrío.

Rápidamente me coje de la cintura y me levanta hasta quedar dos escalones encima de él para darme un largo beso que va dirigido lentamente hacia mi cuello. Lo único que sé hacer es sonreír, esto es perfecto.