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Me entraron atada de manos a una camioneta y manejaron hasta una especie de... ¿fábrica abandonada?

- Increíble, ¿me atarán a una silla y quemarán la fábrica? Originalidad 100% - musité con ironía cuando apagaron el motor de la camioneta.

- ¿Qué...? - preguntó Milton - Tampoco somos animales.

- ¿Ah, sí? ¿Por qué no miras mi espalda, bastardo? - me dejé llevar por la impotencia y contesté de esa manera a unos hombres que me tenían atada.

- Cierra la boca y mira por la ventana, desagradecida - murmuró el gobernador, bajándose del auto.

Al ver que al lado nuestro había otra camioneta me quedé sorprendida, pero sobre todo porque sabía de donde venía. Al ver a Daryl estacionar su moto al lado de la camioneta, mi corazón palpitó más rápido. Él levantó su ballesta y apuntó a la camioneta y a cada persona que bajaba de ésta.

- S-Sí, claro. Como si yo fuera desagradecida - dije nerviosa, y es que fue lo único que se me ocurrió.

- ¿Quieres callarte? - preguntó Martinez mientras abría la puerta, me tomaba de mis atadas manos y bajaba de la camioneta, guiándome a donde estaba mi grupo. Agaché la mirada pero pude ver como Daryl bajaba lentamente su arma.

- Rick - saludó el gobernador. Apreté los dientes.

- Philip... Suéltala - ordenó Rick, y escuché a Daryl gruñir. Esperen, ¿qué? ¿Acaso es un perro?

El gobernador miró a Martinez y éste me soltó. En el momento en el que lo hizo, levanté la cabeza, encontrándome con Hershel, Daryl y Rick mirándome atentamente.

Bien, debo pensar qué decir. Si digo alguna estupidez, voy a quedar como una retrasada y...

- ¿Hola? - pregunté, estupidamente. ¡Idiota! ¿En serio? ¡¿Hola?!

- Imbécil, nos tenías preocupados - Daryl contestó y me abrazó, para darme un corto beso en los labios, a lo cual miraron sorprendidos.

Rápidamente nos separamos.

- Marie, no sabes cómo te buscamos - dijo Rick, y se abalanzó para abrazarme. Oh, parece que se puso cariñoso.

Solté un gemido acompañado por un pequeño chillido cuando sentí mis heridas abrirse.

- Ven conmigo, Marie - dijo Hershel obligándome a acompañarlo. Miré a todos y me fuí con Hershel.

Mientras ellos se fueron a conversar sobre asuntos pendientes, Hershel tomó un botiquín de la camioneta, me desinfectó y me dió vendas para que pueda vendarme el torso entero.

Al hacerlo, bajé de la camioneta encontrándome nuevamente con Hershel, pero acompañado por un tipo de anteojos.

- Marie, él es Milton - nos presentó Hershel.

- Sí, me parece haberlo visto mientras me mantenían secuestrada y sin cuidados siquiera - mencioné con desprecio y resentimiento.

- Le pido disculpas. Además, no se preocupe, yo estoy en contra de lo que el gobernador hace con los prisioneros - contestó cordialmente Milton.

- Wow. Qué reconfortante - dije sarcástica.

- Marie... - murmuró Hershel.

- Está bien, lo comprendo - musitó Milton, de una manera indiferente.

Rodeé los ojos y caminé con cuidado de no herirme hacia donde estaban Daryl y Martinez.

- ¿Por qué se pelean? - pregunté al llegar hacia ellos.

- Oh, no sabes lo buena que está - dijo Martinez, refiriéndose hacia mí.

- Es mía - Daryl dijo seriamente, mientras me tomaba con un brazo y ocultaba detrás suyo, quedando frente a frente con el latino.

- Ya, basta - dije intranquila. Iba a agregar algo más, pero un ruido atrajo la atención de los tres.

- Caminantes - dijimos los tres al unísono.

Daryl me dió un cuchillo con el cual defenderme, ya que iba desarmada y sin seprarnos buscamos a los caminantes.

Daryl y Martinez se peleaban por quién mataba más caminantes, mientras que yo me abrí paso entre ellos y rematé a un caminante que estaba a punto de atacarlos.

- De nada - dije irónicamente y le clavé mi cuchillo a otro.

Terminamos de rematar a todos los caminantes que habían por ahí y nos fuimos a otro lado. Daryl sacó cigarrillos y prendió uno.

- ¿Quieren? - yo asentí, mientras Martinez negó.

- Los prefiero mentolados - agregó Martinez.

- Como quieras - contesó Daryl, encogiéndose de hombros.

Daryl me acercó a mi boca su cigarrillo y le di una pitada, para que luego Daryl le de otra.

Conversamos un rato hasta que Rick y el gobernador salieron del cobertizo aquél.

- Nos vamos - musitó Rick al pasar a nuestro lado.

- Hasta nunca, Martinez - saludé con una sonrisa fingida y levanté mi dedo del medio.

Me subí detrás de Daryl en la moto y condució hacia la prisión, al lado de la camioneta conducida por Rick.

Al llegar, era de noche y la mayoría estaba durmiendo, menos Carl, Glenn, Maggie y Michonne, que estaban esperando noticias. Al verme, me abrazaron lentamente ya que Hershel les avisó de mis heridas y Rick se quedó contándoles el "acuerdo" que habían hecho, ya que como estaba Michonne estaba contando otra cosa.

Me fuí a mi celda, donde me encontre con todas mis armas (me pregunto por qué siempre que dejo algo tirado aparece en mi celda como por arte de magia). Tomé lo que necesitaba para ducharme y me dirigí a las duchas para cumplir mi cometido.

Después de bañarme, me vestí con una musculosa blanca y un short de tela negro y me dirigí a la celda de Daryl, al cuál encontré aún despierto pero, para mi sorpresa, en boxers.

- ¿Qué haces? - me preguntó, mirándome juguetonamente. Oh-Dios-mío-

- N-Nada, ya me iba - hablé rápidamente.

- ¿Segura? - preguntó, acorralandome contra la pared.

¿Y a éste que mierda le pasa? Acabo de venir de un secuestro y lo único que piensa es en relaciones sexuales, genial. Lo último que me faltaba.


Apocalipsis. - The Walking Dead, Daryl Dixon y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora