La primera vez.

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El. Ciertamente siempre ha sido él. No sé cómo ni cuándo pero siempre he querido que sea el para todo. No he podido decirle ni una sola palabra, pero no me ha importado, lo miro y no existe nada más. Ha sido el desde sexto grado porque fue cuando se mudó a la colonia y llego a la escuela. Se llama Tomás o al menos así le dicen todos, también se de cierta forma que no le gusta cambiar de mochila lleva la misma desde el primer día de clases. Estaba a dos filas de mí, siempre nos separan dos filas en formación para el acto cívico, él está justo en mi lugar pero siempre en esas dos filas que nos separan... Cuando lo vi salir un día de su casa y sentarse a esperar el camión el corazón se me acelero, esperaría el camión justo a mi lado, dudo que existiera algo mejor. Exactamente de mi casa a la parada del camión son 100 metros y de su casa a la parada son un par de pasos, entonces después de todo nos unían un par de banquitas donde ambos esperaríamos el camión. El siempre llevaba sus audífonos azules o a veces eran rojos pero siempre escuchaba música y no sé cómo le hacía pero siempre ocupaba el mismo asiento en el autobús, el mismo de toda la vida, siendo sincera eso nunca me molesto por que desde mi asiento podía mirarlo perfectamente. Siempre hemos estado en la misma escuela pero nunca en el mismo salón, él siempre ha sido ''A'' y yo del ''B'' siempre nos separan dos filas. Además siempre ha sido de juntarse con sus amigos en el receso y bueno yo me siento en un rincón a leer. Sin más y sin esperarlo se volvió mi amor imposible, mi amor platónico como todos dicen, pero hasta hoy (eso supongo) aún no lo sabe...

Cuando yo ya estaba desde antes esperando el camión y él llegaba, sentía como su aroma inundaba mi nariz y me hacia sonreír sin pensarlo. A veces lo miro de reojo mientras escucha música o raramente leyendo un comic. Nadie sabe de mi amor por él, todos creen que estoy loca ahora enamorada de alguien imposible sería peor. No suelo hablar con nadie de mis sentimientos, todo lo que tengo son libros y más libros; tengo amigos,claro, pero no lo saben todo de mi o al menos no saben lo que a veces importa saber de alguien. Recuerdo una vez que él estaba en clase de educación física y por casualidad pase por ahí y lo mire. Cada gota de sudor a la luz del sol parecían diamantes. Me quedé mirándolo durante 5 minutos y no encontraba algo que no me gustará del el, todo estaba justamente donde debe estar... Después tuve que irme hasta que me di cuenta que llegaría tarde a clase, solo por mirar su perfección, cuando comencé a caminar hacia mi salón, él iba bajando las escaleras y topamos y me miró a los ojos, fue inevitable y sonreí, y lo más bonito fue que el también sonrió, por primera vez tenia lo más cercano a la perfección a centímetros de mí. No pude pronunciar ni una sola palabra. Nunca había visto sus ojos de cerca, tiene café en la mirada desde ese día entiendo por qué no puedo dormir. Desde ese día nos miramos de vez en cuando y ambos sonreímos.


~<3~

Y todo empezó ahí cuando puse su nombre para llenar una hoja en blanco. Al final de cada cuaderno una ''T'' llenaba su soledad. Había muchos corazones pero nunca fui capaz de poner nuestras iniciales juntas. La verdad es que era la primera persona que llenaba mi cuaderno y no sabia si era correcto pero lo puse y asi fue durante varias semanas hasta que ya no quedo espacio en aquel cuaderno. Nadie sabía que tenía un santuario escrito en mi cuaderno con su nombre y siempre he sabido bien como guardar secretos. Recuerdo, creo que era un sábado estaba sentada afuera de mi casa con mis audífonos en volumen muy alto, sin esperarlo el paso por ahí, iba sin audífonos y nos miramos, detuvo su caminar y estuvo frente de mi a unos 25 metros. Yo sonreía y el con naturalidad también lo hacía, me atreví a articular una palabra y el leyó mis labios; era un Hola, un simple Hola, el contesto con una sonrisa y un Hola también. Ya había conversación, ya había brillo en aquellos ojos cafés, un brillo que acababa de descubrir pero que me cautivaron. Las cosas inesperadas son las que te cambian la vida y la verdad es que si, antes no dormía por aquella vez que topamos y ahora que hubo conversación dudo mucho volver a conciliar el sueño de forma normal. Desde ahí todo comenzó a pintar de un color diferente cada que nos veíamos a los ojos, su mirada decía mucho pero su boca no articulaba ni una sola palabra, no se si era miedo o el simple hecho de que no quisiera decir nada...

Uno de sus amigos noto que algo pasaba entre nosotros y un dia de la nada se acercó con él, me puse muy nerviosa, nunca me había puesto igual por alguien, pero con suerte logre disimularlo. Ambos se acercaron y su amigo fue el que hablo:
-Hola-Dijo de forma amigable.
-Hola-Conteste yo, no sé si el noto el miedo en mi voz.
-Te presento a mi amigo Tomas, he observado cómo se miran y creo que era mi deber presentarlos. Siempre agradeceré que haya hecho eso.

Tomas y yo nos miramos sé que nos habíamos mirado antes, pero estaba tan cerca, que sentía como su aroma se impregnaba en mi piel, cada poro de mi pálida piel se llenaba de él, lo tenía tan cerca que note el color rojito de sus labios, la forma tan detallada de su sonrisa, era la sonrisa mas bonita que nunca había visto antes, sus pestañas tan negras y tupidas, tan alargadas y enchinadas, también note un pequeño lunar debajo de su labio, pude haber mirado a muchos antes pero cuando lo vi a él, mi alma de alguna forma se entregó, mi mirada se perdió en la suya, en esos ojos cafés oscuro que me roban la tranquilidad. Nadie habla ni él ni yo, no me di cuenta si su amigo seguía ahí, solo existía el, por un par de segundo donde ambos perdimos la noción del tiempo; cuando regrese del todo a la realidad, sentía su mano en mi muñeca como si tomara el pulso y no pude evitarlo me ruborice, sentí como la sangre subía a mi cabeza y mis latidos se descontrolaban y perdían su ritmo normal. Hay personas que entran y salen de tu vida pero siempre existe una que llega y rompe tus esquemas, eso lo aprendí de alguien muy sabio, llega y te descontrola, tu tenías todo en su lugar y él lo pone patas para arriba, no sabes cómo ni cuándo pero lo hace. Últimamente cuando lo veía pasar a mi lado mi corazón se aceleraba y su aroma se quedaba en mi aire durante un par de segundos y a veces sin planearlo llegaba a mi mente y me sacaba una sonrisa pero de las sonrisas más sinceras que él lograba en mí.

Un día me mire al espejo y tome valor para acercarme a la mesa donde siempre se sienta y hablarle sin más, saber si tiene sueños, si colecciona algo o tal vez por el simple hecho de saber cómo es su voz. Les mencione a mis amigos que le hablaría, todos me alentaban y decían que todo se podía, pero no pude, el miedo se apodero de mí; pero me prometí a mí misma que al día siguiente no me perdonaría hasta tener una conversación con él.





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