Latido nº4

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Marcas

Apenas me había enseñado nada de fotografía,
pero su cámara estaba casi igual de enamorada de él, que yo.
Era verle dormir y sentir paz, tranquilidad, equilibrio por una vez.
Por su constante respiración sabía que era humano, pero quién lo hubiese dicho viéndole así.
Dormía plácidamente sobre las sábanas blancas, pero todavía había algo que no podía acabar de soportar.
Me apenaba la idea de que otra persona le rozase siquiera, e hice lo siguiente:
respiré profundo y marqué mi inicial en su costado,
sentencié mi vida y cosí mis cicatrices con esas marcas rojas en su piel.


Hoy quiero hablar de él

Hoy quiero hablar de él,
de la sonrisa que me saca cada vez que me llama idiota, canija o enana.

Quiero hablar de la risa que retumba en las cuatro paredes de mi casa y de mi mundo
la que sale de su boca,
y se convierte en el himno de mi alegría.

Hoy quiero decir que me muero por sus enfados de niño
y por sus celos de hombre.

Que me enloquecen sus versos y su manera de versarme, joder.

Quiero gritar a los cuatro vientos que le echo de menos aun cuando está a mi lado,
y que no se lo digo para que no se lo crea.

Que no se entera,
que me recorre el mismo cosquilleo en el estómago cuando le veo
y que mis mariposas ya han alzado el vuelo todas juntas.

Quiero decirle que si me falta,
puede que me falte el oxígeno
la mitad de mi ser

o la vida entera.

Que primero quiero cogerle de la mano
y después clavarle las uñas en la espalda

por la necesidad de hacérselo incontrolable.

Quiero decir

que estoy dispuesta a arriesgarlo todo

si después le gano.

Quiero susurrarle que él no me desnudó solo por fuera
sino también por dentro
y eso es lo que cuenta.

Que mi oscuridad no era tan bonita

hasta que sus ojos la miraron bien.

Que pueden venir diez, cien, mil como él, que siempre elegiré sus ojos y su manera de hacerme brillar en ellos.

Quiero que sepa

que este desastre es más estable desde que él me coge de la mano.

Que me pasaría las horas en vela

por escribir(le) siempre.

Que me pierdo por verle dormir,
tan frágil, tan vulnerable y delicado.

Y que romperé la sonrisa a cualquiera que roce la suya.


Luna

No sabes la de líneas que te escribí entre suspiros,
entre "ojalás"
entre noches en las que la Luna nueva

brillaba más que yo,

o sea nada.


Microcuento nº4

En la copa había menos cristal fuera que dentro

—pero qué importaba—
si no la veía ni medio llena.

Era más de verla medio vacía.



Solo quedan trenes de idaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora