El Celular de Viviana sonó, habían pasado tres días desde el dichoso ritual con velitas, tras ver quien era, Vivi contestó.
— ¿Hay noticias de tu crush? —Era Luisa.
— Pues nada ve... terminó con su novia, pero va a salir con otra...
— Chuta que mal, a mí sí me funcionó, sabes que vamos a salir hoy , aquí en corto todo fue gracias a la ayudita del primer hechizo de la Wiccana
—Me da curiosidad, envíame el hechizo ese; no seas malita —Suplicó con un tono de voz dulce.
— Dale, pero no lo vayas a hacer, la Wiccana dijo que era uno difícil y otra cosa más de los tres que era peligroso, no entendí.
—Obviamente no lo haré, solo quiero husmear, verás que tienes que enviármelo, ah y me cuentas lo de tu cita y todo
— Sí, bueno me iré a arreglar, oye no lo hagas, puede ser peligroso, bye —Colgó.
Un par de golpes sobre la madera de la puerta alertaron a Viviana, era su madre desaliñada y con su bata blanca.
—Vivi acompaña a tu prima a hacer las compras, aprovechas y te compras algo —Dice al darle algo de dinero.
—Gracias mami, descuide que yo le acompaño —Sonrió tomando el dinero.Era dos de noviembre, el día de los muertos, o como se suele rumorear el día perfecto para hechizos, conjuros, amarres e invocaciones, sobre todo si es luna llena; la tradición es preparar la deliciosa colada morada junto con guaguas de pan caliente relleno de manjar, para luego servirse en el cementerio en el día o en la noche, Viviana y Lupe se dirgían al Quicentro para comprar los ingredientes y preparar la colada.
—Vivi, yo voy a demorar, ve por ahí mientras termino. —Dijo Lupe al darle veinte dólares.
—Entonces te veo luego, cualquier cosa me llamas... —Tomó el dinero y se alejó.
Caminó por los alrededores del centro comercial hasta encontrar un local de santería, en los que venden incienso, hierbas y cosas por ese estilo, el local con carencia de clientes tenía un aroma a canela agradable, al ingresar se encontró con varios libros de índole espiritual, con rituales, limpiezas, entre otras cosas; con escasa iluminación y aparentemente sin alguien para atender se adentró más en el local, amuletos, pociones, cábalas que rodeaban el lugar, continuó hasta llegar a una sección de relojes antiguos, circulares, rectangulares, cuadrados, ovalados, con filos dorados y plateados, muchos de ellos con figuras enternecedoras y otras espeluznantes, la curiosidad de Viviana podía más que ella, y sus traviesos ojos se fijaron en un gran reloj de pared, colgaba de dos cuerdas de alambre reforzado, con una pequeña puerta de cristal en el frente para colocar cualquier adorno, filos dorados y números romanos en su interior, las tres manecillas en funcionamiento y de color plateado, tan brillante que quien lo viera afirmaría que es de plata o quizás oro blanco, se dirigió hacia aquel reloj, y abrió la pequeña puerta, en el cual encontró un cofrecito de madera y a su vez lo abrió casi al instante; en su interior se encontraba algún pequeño objeto envuelto en tela de terciopelo, por instinto volteó hacia el mostrador pero aún seguía vacío, al desenvolver aquel objeto se encontró con un dedo disecado, por la textura y forma, asumía que le perteneció a una mujer de tez clara, un frío inexplicable recorrió su cuerpo, intentó dejar todo en su lugar, volvió su mirada hacia el reloj, dio las seis en punto de la tarde, un estruendoso sonido emergió del mismo, una mezcla de campanillas y tambores, tras ello una huesuda mano apareció en el hombro de Viviana, quien volteó inmediatamente, los fuertes latidos de su corazón sonaban en su cabeza, y ante sus ojos una anciana temblorosa con mala apariencia le sonrió.
El cabello canoso, sus dientes amarillentos y su delgadez extrema ahuyentaban a quien la viera, tras tomarla del hombro la llevó con ella hasta el mostrador.
—Lo... lo siento seño... —Tartamudeó antes de ser interrumpida.
—No, no, no, no, señorita, no se lamente, le agradezco por reparar el reloj, es un bien muy preciado que heredé de mi abuela... —Dijo con voz temblorosa.
—¿Lo arreglé? —Preguntó extrañada y con voz baja.
— ¡Por supuesto! —Sonrió la anciana— Llevaba años sin sonar, o siquiera girar una de sus manecillas-Recalcó, mientras buscaba algo entre los escaparates del mostrador.
—Si usted lo dice, bueno, necesito las cosas de esta lista por favor —Deja de darle importancia.
—No seas impaciente... la impaciencia puede llegar a ser tu perdición —Ignoró su pedido.
—Como sea seño, por lo menos me podría decir qué es lo que tanto busca ahí —Alzó la mirada tratando de ver lo que hacía la anciana.
—"La curiosidad mató al gato..." —Miró a los ojos de Viviana —Por curioso e impaciente obtuvo un accidente —Reprochó.
—¿Lo siento? — Respondió extrañada.
—¡Lo encontré!—Exclamó mientras sacaba un péndulo dorado.
—¿Y eso?—Preguntó Viviana.
—Esto es un obsequio por arreglar aquella reliquia, muchos relojeros intentaron arreglarlo después de la muerte de mi abuela, pero sólo tú lograste repararlo—Sonrió.
—Gracias, pero no debería aceptar cosas de extraños—Dice incómoda.
—Es de la suerte... aleja los malos espíritus, sobre todo te ayuda a que las maldiciones no lleguen a ti y por lo que veo, sé que lo vas a necesitar —Replicó.
— ¿Usted qué sabe? —Indagó con nervios.
A lo que la anciana solo respondió "El diablo sabe más por viejo, que por diablo..." como si conociera exactamente lo que ocurriría, tras la insistencia Viviana accedió a llevarse el dije, y la anciana le dio lo de su lista, algo desorientada salió del lugar ¿Qué tanto sabía aquella anciana? y ¿Qué era lo que la había delatado?
Se puso a vitrinear un buen tiempo hasta encontrarse con Lupe, quien no se encontraba de buen humor.
—Llevo buscándote media hora y tú bien gracias— Reclamó.
—Pues ya me encontraste...—La ignora.
— Vamos rápido a la casa, tenemos que irnos al cementerio, ver al tío y a la abuela...—Dice mientras continúa su camino frunciendo el ceño.
Tras varios minutos en taxi, llegaron a su destino, la señora regordeta esperaba en la puerta para ayudar a guardar las compras, pero esta vez ya arreglada, cabello cepillado, vestido serio de color negro y tacones bajos, tras ella su marido observaba enternado, la familia tenía una cita con sus queridos difuntos, al guardar la comida y terminar de arreglarse Lupe baja con Viviana y se dirigen a la cocina.
—¿Te ayudo con la olla?—Pregunta Viviana al ver a Lupe forcejeando.
—No, descuida, yo la llevo al carro, si se riega la colada será sólo mi culpa...— Rechazó inmediatamente la ayuda.
—Como quieras, iré a ver unas cosas que olvidé, ahí le dices a mi papi que me espere
—Está... bien...—Responde.
Viviana corrió a su habitación, encendió los focos y se metió bajo su cama, en la cual ocultó las cosas que había comprado, las metió en su cartera y salió como si nada hubiese ocurrido, para poder así ingresar al auto e irse a compartir con los difuntos.
—¿Qué llevas en la bolsa?—Preguntó su madre.
—Nada, sólo una libreta —Respondió Viviana esquivando la mirada, esperando llegar a su destino.
"Sabes lo que le pasa a los impacientes y curiosos, ¿No? A veces es mejor no meterse en lo que no se conoce..."
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¿Wicca?
ParanormalPrólogo: En este mundo, donde todo es posible y nada es lo que parece; mantén siempre tu mente abierta, nunca dejes de creer, pero sobre todo jamás lo tomes como un juego. Una elección errónea podría dar un vuelco al mundo como lo percibes, y tu fal...