Lavabo de las chicas.
―Es un idiota ¿No lo crees?―el humo del cigarro le golpeó el rostro, fue como si la hubiesen abofeteado.
Levantó la cara y se topó con la de ella, otra chica rara exactamente igual a ella con la cabeza metida bajo el agua riendo libremente de manera acelerada, solo una botella de henna plateada las separaba.
Estaba en medio de una analogía perfecta acerca de lo delgada que es la línea entre la genialidad y la locura.
Su espalda golpeó la pared cuando aquella extraña la apuñalo con sus ojos color lavanda.
―¿Ya se aburrió de ti o se encontró a otra?
Silencio congelo cada músculo de su organismo.
―Sabes Ginger esa frase de todos los chicos son iguales existe por qué es una regla y nuestro querido Daniel no es la excepción.
―La señorita Morton me espera―balbuceó.
―No me importa―espetó Sofía―. Esto es algo que te servirá para la vida, nada de esa mierda científica, ¿Tú conoces nuestra historia querida?
Negó con la cabeza de forma mecánica, sin tan siquiera pensarlo.
―El era un don nadie antes de mi, yo lo hice lo que es, si hubiera elegido a cualquier remedo de hombre para novio todas las perras de esta escuela lo hubieran deseado también.
―Lose.
―¿Tú estás entre ellas?
―No.
―¿Entonces por qué estas enamorada de él?
Una dura estocada a su corazón.
Justo entre el tejido blando y la zona del dolor.
―No lo estoy―las palabras salieron disparadas, pero supieron falsas en su voz.
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Just the duck.
Short Story"¿Conoces al chico friki y empollón que salto a la fama después de haber salvado a la reina de la escuela de la destitución, luego de que el capitán del equipo de Fútbol la dejara por la ratona de biblioteca?" "Ese es Daniel Carpenter." "¿Y a la chi...