Teresa

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Como cada noche, Teresa se subía hasta la azotea de su edificio para observar la Luna. Para ella era lo más hermoso del mundo. Le encantaba observar como su luz se proyectaba sobre los edificios de su ciudad, dando paso a extrañas sombras que se evaporaban en el aire. Los padres de Teresa no sabían que ella estaba allí. No sabían que ella subía ahí arriba todas las noches. Si lo supieran, no la dejarían subir, y eso no podría soportarlo. Para Teresa, la Luna era parte de ella. Si había una noche en la que la Luna no se veía (por ser fase de Luna Nueva), Teresa se deprimía y ni siquiera subía a la azotea. Pasaron las 12:00 de la noche. Eran las 12:15. Sus padres y su hermano pequeño debían estar más que dormidos. Decidió bajar ya a su casa, no sin antes dedicarle las mismas palabras que todas las noches:
- Mañana nos vemos.

El hechizo de la Luna #CsEditionsNovela2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora